domingo, 8 de julio de 2018

"...mucho más da el amor"



En Romeo y Julieta, la adaptación cinematográfica que Franco Zeffirelli dirigió en 1968, hay una escena que resume el mensaje moral de la película. Ahí donde la narrativa encuentra una magistral doble ancla, lo visual mostrando la pasión amorosa por un lado mientras la música, por otro, recita un poema que condena la galantería representada. Romeo ha encontrado la perla de su juventud, la Dama, la imagen de un sueño materializado. El baile se anima y alegra a los asistentes con ritmos celestiales. De repente, un cantor cátaro, heraldo de la Verdad, aparece, y se posiciona en el centro de la concurrencia, recitando el tema "What is a youth", una advertencia frente al amor y el deseo de la juventud, frente a la vanidad del hombre en definitiva.

Ante la maravillosa complejidad de los textos de William Shakespeare no es fácil acertar, pero se diría que el relato enfatiza tanto el valor de la belleza y la pureza como signos de un orden primordial y celeste, como su condición de engaño y vana ilusión, no desperdiciando ninguno de los matices de la existencia y de la condición humana para decir la Verdad, y además exponer la gravedad del pecado y de sus consecuencias. Los dos enamorados son, a la vez, redentores para un mundo violento, y víctimas del pecado en el que todos han incurrido. Zeffirelli lo ilustró con deslumbrante (hiriente, quizás) plasticidad y colorido: ver al mundo gobernado por Cupido- Satán, caer en el error de creer que besar los labios del ser puro puede borrar el pecado, respetar la inocencia hasta el extremo de temer contaminarla con el propio pecado, aprender a no sentir ofensa alguna cuando los hombres que no comprenden el verdadero significado de la fuerza acusan de cobardía, deleitarse con la nobleza del joven tímido y apartado del mal, la de la doncella de modales exquisitos y sentido de la obediencia y fidelidad, llorar al ver la nobleza caer ante el impulso de la venganza, ante la desobediencia fruto de una pureza ya condenada a ser pasto de los gusanos. "El odio da mucho que hacer, pero mucho más da el amor". He ahí la lucha entre el ángel y el demonio.
Por supuesto, ese tema central sobre la condición pecaminosa del amor pasional enlaza con lo tratado en el cinefórum Attack of the clones.  Y, del mismo modo que la relación y el "sacrificio" final de los enamorados lleva al establecimiento de la paz, más de uno podría atreverse a imaginar, visto lo visto en The Last Jedi, que el ángel representado en Rey podría, en el conclusivo episodio IX, liberar a Kylo Ren del demonio que lo esclaviza y, juntos, hacer un gran "sacrificio" de amor que instaure definitivamente la paz en la galaxia. No es una especulación gratuita, pues el texto de Shakespeare, incluso la desacomplejada dramatización de Zeffirelli, están presentes - aunque sin la frescura de aquellos - en los episodios II y III, y ahora Rian Johnson jugó a homenajear y a dejar puertas abiertas.