miércoles, 20 de septiembre de 2017

Audio sobre la fiesta de las trompetas


Un Rey se acerca a este mundo. El sonido de las trompetas anuncia su justicia y la de los santos que han de esperarle en su advenimiento. A partir de la luna nueva del atardecer del 21 de septiembre, primer día del mes séptimo.



Audio sobre la fiesta de las trompetas 2017

lunes, 11 de septiembre de 2017

La "ideología" de Dios






En el principio era Dios y el hombre, y el hombre era la imagen de Dios, y los pensamientos del hombre eran los pensamientos de Dios. Y así era la vida en el Edén: un Señor y Creador al que servir y obedecer en armonía con las leyes que sostenían aquel mundo perfecto. Belleza, equilibrio, bondad y relación jerárquica desde la criatura hasta el hacedor, pasando por las especies animales y las huestes de ángeles. Y también relación horizontal (relación de igualdad) entre el hombre y Eva, la mujer, y el hombre y sus hermanos. Posteriormente, en tiempos de Abraham, hubo un Rey en Salem, un hombre que encarnó la justicia divina en la tierra ya caída. En síntesis: la relación jerárquica y los modos de relación horizontal, la obediencia consecuente a la nobleza de los seres superiores, junto con la igualdad entre miembros de una misma raza y comunidad, el movimiento "ascendente" (crecimiento en poder, belleza y sabiduría ) y el movimiento "descendente" (la humildad, la compasión y la servidumbre) son constructos del pensamiento humano que, en aquel paraíso original, eran una unidad, la Santa Ley de Dios. Con la entrada del pecado en nuestro mundo y el paso de los siglos, la cultura humana ha ido desarticulando el pensamiento edénico y empezó a formar divisiones, antítesis y doctrinas de opuestos que han enfrentado a los hombres y cubierto de tinieblas a la vida intelectual y política en todas las naciones. Esa aberración llegó a su punto culminante a finales del siglo XVIII con la Revolución Francesa, dando origen a la abominable división de hombres y de ideas, aquello que conocemos como la Izquierda y la Derecha. ¿Alguna vez nos habremos preguntado, cándidamente, si Dios es de izquierdas o de derechas?.  Fijémonos, a grandes rasgos: la "derecha" (tradicionalmente, ya que hoy en día apenas existe un verdadero pensamiento de derechas) representa a la tradición, es la ideología que encuentra en el pasado el fundamento sobre el que construir un mundo que siempre necesita renovarse. La "derecha" defiende el valor de la jerarquía, la disciplina y la obediencia a los más capacitados y fuertes. Antepone el principio de realidad frente a los sueños y las utopías sin mesura. Por su parte, la "izquierda" mira siempre al futuro, allí es donde encuentra una solución utópica a los problemas colectivos, y frecuentemente desestima por completo la tradición y la sabiduría del mundo pasado. La izquierda reivindica la igualdad, la compasión por los seres más "insignificantes" y "débiles" de la sociedad. Resulta bastante obvio, pues, a la luz de la Palabra de Dios, que se trata de una división artificial que provoca un sesgo en nuestra comprensión del mundo y de la realidad social. Los atributos de Dios forman un todo armónico y completo, una intersección en la que la igualdad ( lo horizontal ) no debe estar reñida con la obediencia a los más sabios ( lo vertical ), y así veríamos cómo la tradición fundamenta a la revolución cuando caminan unidas, así como lo "débil" y lo "fuerte" se buscan y se necesitan, complementándose y formando al Hombre íntegro, el Hijo de Dios. Solamente el Nacionalsocialismo tiene carácter trascendente y supera los dualismos políticos e ideológicos, ya que se inspira, al menos, en la perspectiva de los dioses, en la intersección de lo horizontal con lo vertical, y no en la del descarriado viraje de la cultura humana ( específicamente, en sus revisiones más actuales, dejando a un lado, pues, los errores darwinistas y el racismo genocida de los años treinta y cuarenta del siglo XX ). Ahora es un trabajo exclusivo del individuo y de la conciencia individual que está esperando a Dios y quiere formar parte del remanente de los últimos días, pues toda iniciativa política que intente ir más allá del ámbito de la divulgación cultural y de la instrucción espiritual, estaría condenada a repetir el pasado.

jueves, 7 de septiembre de 2017

Sangre y sacrificio

La sangre es la vida - Levítico 17: 11

Pensar la cultura humana a la luz de la Palabra de Dios nos trae el mal hábito de estar frente a la pantalla del ordenador, o con la cabeza baja mirando libros e imágenes que se suceden en el quehacer cotidiano. El caso es que, de tanto buscar belleza y Verdad, corremos el riesgo de convertirnos en hombres excesivamente refinados, y poco resistentes a ese posible dolor que sería consecuencia de salir de nuestras "zonas de confort". Por eso, mediante símbolos y mitos, es menester traer al alma el valor de la guerra y de la sangre. Símbolos como Conan, Alejandro el Grande, Heracles, Aquiles, Frodo, Sigfrido, o la Espada de Miguel frente al Dragón. En conformidad con el Espíritu y el mandato divino, la violencia y la fortaleza representadas en estos modelos procedentes de la cultura clásica sólo podrían tener un valor pedagógico ( como en la antigua paideia ) si las apreciamos aplicando una lectura espiritual. La estampa carnal de Heracles es un símbolo de la fortaleza moral del hijo de Dios. Frodo, y sobre todo Heidi, representan a esa misma fortaleza, pero desde una dimensión tal vez menos conocida y valorada por el mundo ( ¿la del "no hacer", tal vez? ), la del hombre socialmente insignificante, dócil como un cordero, y extremadamente conservador. Sangre y sacrificio es una conjunción que nos remite a los atributos de Dios y a lo Eterno. Nos remite a ese poder de la Voluntad de Dios que nos capacita para renunciar a la propia vida en beneficio del Bien y de la Verdad. Es el espíritu de abnegación con el que abandonamos nuestro ser, nuestros gustos y necesidades idiosincrásicas para poder cumplir con la Voluntad divina o el propósito de Dios para cada vida individual. En eso consiste el campo de batalla de los verdaderos Hijos de Dios. Los mitos o personajes de leyenda son "contrafiguras" o "tipos" del poder y del carácter de Dios. Por otro lado, no es menos cierto que necesitamos afrontar la precariedad material, la enfermedad, la angustia y las privaciones, a menudo las agresiones verbales o físicas por causa del evangelio. Con ello, pues, resulta que derramar nuestra sangre puede tener un sentido exclusivamente espiritual (morir al mundo para vivir con Cristo) o ser un acontecimiento literal, por lo cual los hábitos y costumbres medio-burgueses nos alejan de esa fortaleza del Espíritu en sentido integral: mente, corazón y cuerpo.

Valor y sangre, hermanos.