miércoles, 7 de noviembre de 2018

Edelweiss







L'immortèla o De cap tà l'immortèla és una cançó del grup occità (més concretament bearnès) Nadau. Composta l'any 1978, ha esdevingut la més popular del grup i la seva popularitat ha arribat al punt de fer que avui en dia sigui un himne popular occità com Copa Santa o Se canta.
Considerada un cant a la llibertat i a l'amor pel país, parla de la recerca de l'immortèla (edelweiss o flor de neu) fita comparable a l'Ítaca de Lluís Llac.


en occità
Sèi un país e ua flor, e ua flor, e ua flor
Que l'aperam la de l'amor, la de l'amor, la de l'amor...
Tornada:
Haut, Peiròt, vam caminar, vam caminar, de cap tà l'immortèla
Haut, Peiròt, vam caminar, vam caminar, lo país vam cercar!
Au som deu malh, que i a ua lutz, que i a ua lutz, que i a ua lutz
Qu'i cau guardar los uelhs dessús, los uelhs dessús, los uelhs dessús...
Que'ns cau traucar tot lo segàs, tot lo segàs, tot lo segàs
Tà ns'arrapar, sonque las mans, sonque las mans, sonque las mans
Lhèu veiram pas jamei la fin, jamei la fin, jamei la fin
La libertat qu'ei lo camin, qu'ei lo camin, qu'ei lo camin...
Après lo malh, un aute malh, un aute malh, un aute malh
Après la lutz, ua auta lutz, ua auta lutz, ua auta lutz…


en català
Conec un lloc i una flor, i una flor, i una flor
L'anomenem la de l'amor, la de l'amor...
Tornada:
Amunt, Peret, caminarem, caminarem cap a la flor de neu
Amunt, Peret, caminarem, fins que trobem el lloc!
Al cim de la muntanya, hi ha una llum, hi ha una llum, hi ha una llum
I no hi pots treure l'ull de sobre, l'ull de sobre, l'ull de sobre...
Haurem d'anar a través d'esbarzers, a través d'esbarzers, a través d'esbarzers
Fins que només ens aguantem per les mans, per les mans, per les mans...
Potser no en veurem mai la fi, mai la fi, mai la fi
La llibertat és l'únic camí, l'únic camí, l'únic camí...
Després del cim, un altre cim, un altre cim, un altre cim
Després de la llum, una altra llum, una altra llum, una altra llum…


Fuente original: https://cataloccitania.blogspot.com/2010/11/limmortela-los-de-nadau.html


                                                     

martes, 28 de agosto de 2018

El profesor Keating y el Alma del mundo




Casi tres décadas más tarde, y a la luz de la cultura del Espíritu, una primera ojeada nos llevaría a concluir que en esta película los "malos" son en realidad los "buenos", y viceversa, y que aquel mítico profesor interpretado por Robin Williams representa una idea demasiado cercana al libertinaje, o al menos un modo de halagar la inmadurez y la rebeldía típica de la etapa adolescente. La historia se desarrolla en un colegio de élite donde se invoca el nombre de los valores eternos mediante una fórmula sencilla: Valor, Honor, Disciplina y Excelencia. Y en un momento dado se nos advierte de algo, en boca de uno de esos personajes que encarnan una mentalidad rígida, es decir, santa: Dios nos libre de los vanos sueños que destruyen al hombre necio. Keating, en contraposición, reivindica el pensamiento libre y el desarrollo del individuo. Se plantea, en definitiva, una guerra entre Tradición y revolución de la conciencia y del espíritu, y en ello mantiene un pulso constante que parece no encontrar un ganador claro, siendo una narración orientada a exponer esa dicotomía para que el espectador saque sus propias conclusiones. Pero no podemos olvidar el hecho de que en 1990, fruto de la manipulación emocional propia de este tipo de producciones orientadas a los más jóvenes, el corazón de la mayor parte del público estaba de parte de Keating y sus discípulos.  

Una vez más, el esquema dualista nos aleja de la Verdad de la Palabra eterna. Valor, honor, disciplina y excelencia son desde luego valores de fuerte raíz bíblica, pero es que además la tradición y la revolución del espíritu se dan la mano en la santa palabra de Dios. La Ley de Dios es tradición y, en virtud de una necesidad de prevenir los ciclos degenerativos que hacen que la Ley se convierta en legalismo o en idiosincrasia nacionalista (tal como le sucedió al antiguo pueblo de Israel en tiempos de Jesucristo) es también un movimiento de revolución constante del espíritu que vuelve a darle vida y significado espiritual al corpus de valores tradicionales. Bajo esta luz, por tanto, no podemos decir que el profesor Keating está en contra de la tradición, en realidad la ama y la respeta, pero desde el fundamento de buscar el Ser y el desarrollo de individuos capacitados para entender por qué la tradición es tan valiosa para la cultura humana. La Ley y la Tradición no pueden ser bellas palabras  escritas sobre estandartes de vanidad institucional, sino hacer que sean Vida en el corazón y en el alma de los discípulos.

Así pues, la película no muestra a un grupo de adolescentes que entienden y han aprendido a disfrutar del "meollo de la vida", lo cual para ellos durante mucho tiempo seguirá siendo un misterio, si no a un grupo de adolescentes que admiran a un profesor carismático y excepcional, alguien que, por otro lado, se ha encargado de inflamar y excitar las pasiones y la imaginación de mentes inmaduras llevándolas a vivir aventuras de dudosa utilidad, a decir estupideces varias y, en el caso más dramático y resolutivo, al suicidio. Esos son los hechos que presenta la película, el resto es manipulación emocional que en nada desvirtúa al principal mérito de la pedagogía de Keating; en pie sobre sus pupitres, al grito de "¡oh capitán, mi capitán"!, reconocen la autoridad del hombre que les ha mostrado un camino nuevo y diferente, un camino que van a tener que descubrirlo con el paso del tiempo. Es el camino de los verdaderos románticos, es un fuego secreto sobre el cual los poetas y artistas en general han hablado o escrito, como persiguiendo un ideal que tal vez solo autores de la talla de Henry David Thoreau han vivido y experimentado en verdad, mientras que el resto solo tejen y vertebran idealidades que son no mucho más que palabras bonitas para leer, inspirarse y pensar. ¿Qué es el "meollo de la vida?. Se puede hacer una aproximación viendo las distintas secuencias de la película: tener el valor de buscar el Ser en la palabra y en la imaginación, expresar con palabras aunque sea torpe expresión de algo mucho más valioso que las palabras, encontrar una vocación y maravillar al mundo con ella, saber que no ha pasado la vida en vano, que has buscado por todas partes y hasta encontrar un final y una Verdad, presentarte ante la chica que amas con un poema y con un ramo de flores, decirle un "te quiero" a la cara por el mero hecho de ser y hacerlo y sin que te importe ser o no correspondido o llevarte una sonrisa o un tortazo, salir a los bosques y a los altos de la montaña porque buscas ser un dios y necesitas estar cerca de los dioses, vibrar con el retumbo de la batalla contra el enemigo o con las luces del cielo estrellado allá en sitios apartados como cuevas, veredas y sendas de un bosque. Encontrar, en definitiva, la Vida. Una vida extraordinaria pero, ahora sí, no para nuestras vanidades, sino para Cristo. Y, si sólo Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida, de estas vanidades humanas podemos rescatar su belleza, el amor que solo busca dar y no recibir, el misterio de la naturaleza prístina, es decir, esos preámbulos del futuro Reino de Dios que pueden ser degustados en el mundo presente. Aquello que podríamos llamar "el alma del mundo", contra la cual está en marcha (ya muy avanzada) una conspiración cuyos ejes de acción básicos están descritos en Los protocolos de los sabios de Sion, obra apócrifa, según dicen, y tienen razón, pero que sin embargo esos protocolos son un reflejo de la clase de sociedad en la que nos estamos convirtiendo, una decadencia que el nacional socialismo intentó evitar declarándole la guerra al sionismo, incluso participando de los poderes de las tinieblas. De hecho, la base filosófica del movimiento capitaneado por Adolf Hitler fue el romanticismo alemán, y hay en ese gesto final del discípulo situado en una perspectiva diferente y superior mucho del mal llamado "nazismo", es decir, actitud del guerrero que lucha por preservar el alma del mundo. Si la Alemania de Hitler hubiera ganado la guerra, los locos del espíritu, los soñadores, los que valoran la sencillez, la nación, la belleza y el misterio de nuestros latidos habríamos vencido a los de la especulación financiera, el materialismo, el internacionalismo, los que quieren vaciar la vida de contenido romántico e idealizador y convertirnos en un número sin alma ni un destino trascendente. Y sí, los soñadores también son peligrosos, pero al menos tienen patria.



  

   

domingo, 8 de julio de 2018

"...mucho más da el amor"



En Romeo y Julieta, la adaptación cinematográfica que Franco Zeffirelli dirigió en 1968, hay una escena que resume el mensaje moral de la película. Ahí donde la narrativa encuentra una magistral doble ancla, lo visual mostrando la pasión amorosa por un lado mientras la música, por otro, recita un poema que condena la galantería representada. Romeo ha encontrado la perla de su juventud, la Dama, la imagen de un sueño materializado. El baile se anima y alegra a los asistentes con ritmos celestiales. De repente, un cantor cátaro, heraldo de la Verdad, aparece, y se posiciona en el centro de la concurrencia, recitando el tema "What is a youth", una advertencia frente al amor y el deseo de la juventud, frente a la vanidad del hombre en definitiva.

Ante la maravillosa complejidad de los textos de William Shakespeare no es fácil acertar, pero se diría que el relato enfatiza tanto el valor de la belleza y la pureza como signos de un orden primordial y celeste, como su condición de engaño y vana ilusión, no desperdiciando ninguno de los matices de la existencia y de la condición humana para decir la Verdad, y además exponer la gravedad del pecado y de sus consecuencias. Los dos enamorados son, a la vez, redentores para un mundo violento, y víctimas del pecado en el que todos han incurrido. Zeffirelli lo ilustró con deslumbrante (hiriente, quizás) plasticidad y colorido: ver al mundo gobernado por Cupido- Satán, caer en el error de creer que besar los labios del ser puro puede borrar el pecado, respetar la inocencia hasta el extremo de temer contaminarla con el propio pecado, aprender a no sentir ofensa alguna cuando los hombres que no comprenden el verdadero significado de la fuerza acusan de cobardía, deleitarse con la nobleza del joven tímido y apartado del mal, la de la doncella de modales exquisitos y sentido de la obediencia y fidelidad, llorar al ver la nobleza caer ante el impulso de la venganza, ante la desobediencia fruto de una pureza ya condenada a ser pasto de los gusanos. "El odio da mucho que hacer, pero mucho más da el amor". He ahí la lucha entre el ángel y el demonio.
Por supuesto, ese tema central sobre la condición pecaminosa del amor pasional enlaza con lo tratado en el cinefórum Attack of the clones.  Y, del mismo modo que la relación y el "sacrificio" final de los enamorados lleva al establecimiento de la paz, más de uno podría atreverse a imaginar, visto lo visto en The Last Jedi, que el ángel representado en Rey podría, en el conclusivo episodio IX, liberar a Kylo Ren del demonio que lo esclaviza y, juntos, hacer un gran "sacrificio" de amor que instaure definitivamente la paz en la galaxia. No es una especulación gratuita, pues el texto de Shakespeare, incluso la desacomplejada dramatización de Zeffirelli, están presentes - aunque sin la frescura de aquellos - en los episodios II y III, y ahora Rian Johnson jugó a homenajear y a dejar puertas abiertas.



domingo, 13 de mayo de 2018

Forjar la Espada




                                      No vine a traer la paz, sino la espada - Evangelio de Mateo 10:34


El cine-fórum "Conan the barbarian" sigue inspirando pensamientos. En este caso, la felicidad y cómo ser felices es directamente el tema que nos ocupa.

El mundo y la sociedad tienen un concepto determinado de qué es ser feliz. Si vamos a la verdadera fuente del crecimiento espiritual, aquello que llamamos "pensamiento de Dios" o "Espada del Espíritu", ser feliz es estar en equilibrio. Pero ¿equilibrio de qué, o respecto a qué cosas?. En síntesis, si estamos en verdadera comunión con la Palabra de Dios (la Espada) desarrollamos, por don y gracia de Jesucristo, una serie de virtudes: fuerza y poder de Dios, benignidad, beatitud, discernimiento, misericordia, justicia, templanza, paz, paciencia, debilidad, humildad. Y el AMOR, que es la suma de todo ello. Debemos saber que esas virtudes no se traducen en verdadero amor si no las vivimos de forma equilibrada. La fuerza, cultivada al margen de la debilidad y de un sentido de la humildad, nos convierte en personas arrogantes. Por otro lado, la debilidad a secas nos hace caer en el victimismo. A buen entendedor... 

La felicidad mundana consiste en hallar paz y equilibrio con uno mismo y con el mundo exterior. Consiste en que mi paz espiritual dependa de lo que el mundo me ofrece: para ser feliz necesito tener un trabajo que se amolde a mi formación y aptitudes, tener amigos que sean de mi agrado, tener una casa como a mí me gusta, asistir a una iglesia donde las cosas se hagan como yo creo que deben hacerse, tener vacaciones, poder viajar a tal o cual sitio, una mujer como a mí me gusta, etc. El gusto habla mucho de la excelencia de carácter de una persona, pero no podemos esperar que las cosas sean a nuestro gusto. Mucha gente puede ser feliz de esa manera, porque realmente tienen el don de tener cosas y alcanzar objetivos conforme a sus necesidades. Todos, por tanto, estamos invitados a participar de esa felicidad por medio del esfuerzo y la voluntad, en mayor o menor grado, porque todos no somos iguales.

A un nivel más profundo, y sin olvidar que todos están invitados también a esta forma de felicidad, la felicidad no depende de las circunstancias ni del mundo que te rodea. Es una alegría interior, una condición interna que te separa del mundo sin dejar de estar en el mundo. Independientemente de los éxitos o de los fracasos, esa alegría es como una roca inamovible y eterna. El mundo cambia, la Roca permanece. No esperas ni necesitas nada del mundo porque todo lo que en verdad necesitas ya está dentro de ti. Sí, la felicidad es la Espada, la comunión con la Palabra de Dios. Pero no nos engañemos. No podemos ser invulnerables ante las desgracias que nos suceden en la vida, por eso hemos de aceptar la debilidad. Conan es el héroe que nunca llora, y de hecho debemos ser serenos, introspectivos, tener control y dominio propio en la lucha, pero, al contrario que Conan, lloramos, tenemos miedo y debilidad, y es lícito tenerlos, lo contrario nos lleva a la autodestrucción. Aún así, ante la desgracia y el pesar, siempre está la alegría procedente de esa condición interna inamovible. El Dragón, en este caso representado en Thulsa Doom, ofrece la tentación de una fuerza sin resquicios de debilidad, y la capacidad de manipular el entorno en beneficio propio. Pero al forjar la Espada (cultivar el Espíritu en la relación con Dios) tenemos el arma que decapita a la Serpiente y termina con su gobierno sobre nuestras almas. 







 



martes, 8 de mayo de 2018

La "ideología" de Dios (II)



                    "Atácame con toda tu ira, y yo estaré contigo para siempre" -Luke Skywalker


Es momento de releer y considerar esta entrada anterior. Quienes están en el Camino, y además tienen la vocación de rastrear elementos de la cultura popular en busca de los atributos de Dios pueden llevarse más de una sorpresa al comprobar cómo la cultura del Dragón, aquella cuyo artesano es el hombre, es una imitación casi exacta de las cosas de Dios; una gran cantidad de verdades mezcladas con el error. Quienes estén, pues, sobre esa pista, sin duda sentirán una considerable conmoción tras identificar el mensaje contenido en Los últimos jedi, el penúltimo paso antes de concluir la saga cinematográfica por excelencia. En pocas palabras, el episodio escrito y dirigido por Rian Johnson puede ser perfectamente el más espiritual de los conocidos hasta la fecha, aquel que incide especialmente en valores como la humildad, el arrepentimiento y el sacrificio de la propia vida para dar vida y esperanza a los hermanos de Fe o de especie. En este episodio, Luke Skywalker es claramente una imagen imitativa de la imagen de Jesucristo. En la memorable secuencia del enfrentamiento contra Kylo Ren y su ejército, mantiene siempre la posición de decir Verdad sin atacar ni lastimar al oponente, hasta el extremo de entregar la propia vida por él. Una lección muy próxima a aquella que hemos dado en llamar "la paz del guerrero", la que el Maestro esgrime ante las acusaciones fariseas. Pero la conmoción sentida radica principalmente en cómo el pensamiento de la esvástica ( el movimiento ascendente y el movimiento descendente en un Ser único e integrado) aparece en la película, concretamente en la reaparición de Yoda ( para la historia del cine, es el cameo del siglo) y en el diálogo que establece con un eterno joven Skywalker. En esa secuencia Yoda comienza a establecer la que, a falta del episodio IX, en principio debería ser la enseñanza definitiva y conclusiva de este cuento moral que ha educado a más de una generación de jóvenes sensibles a las cuestiones del Espíritu. En el verbo del maestro Jedi, los ascendentes son atributos como la maestría y la fuerza, y los descendentes son la debilidad y el fracaso. En conclusión, Yoda exhorta a Luke a integrar toda su experiencia vital para darle al mundo una esperanza definitiva. Y para que la siguiente generación de usuarios de la Fuerza entiendan el equilibrio, eso que Kylo Ren no entiende, y en consecuencia quiere destruir todo vestigio de pasado, debilidad o fracaso que encuentra a su paso (no odiaba a su padre, odia la debilidad y el fracaso). Oscuridad es, precisamente, no permitir que la imperfección, la debilidad o el fracaso impidan el desarrollo de la excelencia, lo cual hace que no podamos sentir compasión ante los débiles o, lo que es peor, no saber tolerar o reconocer el propio fracaso o las debilidades propias. La película, introduciendo un colofón inmenso, termina con la imagen de un niño que sueña con la libertad mientras contempla las estrellas del cielo nocturno ( eco del Anakin primordial del episodio I ) insinuando una Espada que, sobre la forma de una escoba, comienza a imaginar y a tejer en su alma, la de un futuro miembro de la resistencia contra el Dragón.

domingo, 8 de abril de 2018

Valores eternos








"Mientras vivimos en el mundo, nuestro saber es relativo, pero la verdad nos hace libres, porque, al reflexionar sobre su carácter de eternidad, sentimos que nos ha puesto en contacto positivo con las cosas eternas. Pero, además, estamos también en contacto inmediato con otro mundo, no ya de superior valor que el visible, sino con el que se da valor a este mundo visible y al invisible, porque es el mundo mismo de los valores."


"Por debajo de las realidades que pasan y se transforman encontramos en él (el espíritu) otra realidad que no cambia, ni pasa, ni se transforma. A nadie ya le extrañará que el día en que me cercioré de la necesidad y universalidad de los juicios sintéticos a priori fuera el más importante de mi vida. Es que, en el fondo de mi alma, yo había luchado todo el tiempo por defender los fundamentos de mi religión contra la obsesión evolucionista, contra el hambre de Saturno, contra la "infinita vanidad del todo", contra la sima que todo lo engulle. y no es que fuera una angustia personal la que me hiciera pelear contra la muerte, porque yo me he abandonado siempre, por lo que a mí respecta, hasta con excesivo abandono, en las manos de Dios; pero es que no quería que los mejores pensamientos de los hombres y las mejores hazañas de mi patria se hubieran pensado y realizado en vano. Y desde el primer momento de mis estudios kantianos entreví que, si nuestro espíritu puede pensar en lo que está fuera del tiempo, tiene que estar en contacto con ello, y, si ello es forma suya, la consecuencia ineludible es que las formas de nuestro espíritu tienen sus raíces en la eternidad, y sólo de la eternidad pueden venir"

Ramiro de Maeztu



miércoles, 14 de marzo de 2018

La Bandera


Iberriak, Hispania, Iberia, España... Son distintos nombres que se refieren a una misma patria. Una patria de patrias y una Historia que contiene muchas historias. La sustantividad de España tiene ese carácter trascendente que hace que su plasmación terrenal en una realidad geográfica y política sea un asunto irrelevante para el hombre que en verdad vive alimentándose del pan del cielo. España es un alma colectiva, construida con el paso de los siglos y mantenida por los creyentes de todas las épocas que han ido perfilando sus avatares y atributos de Nación, incluso aquellos que persisten aun hoy, en estos tiempos de extrema oscuridad. España no es un contrato social, no simplemente un Estado constitucional. España es religión, es una Herencia de siglos que aglutinaron letras, pensamientos y vidas de peregrinos y de guerreros. Esa es tu herencia y la mía. Una herencia que al ser sometida a las directrices de la Palabra de Dios, se ofrece a ser actualizada e interiorizada en la vida y el pensamiento de un hombre del siglo XXI y del tiempo del Fin. Fijémonos ahora en los colores de su bandera, un código visual que refleja su naturaleza: un esquema horizontal en el que el rojo abraza y contiene el amarillo del oro. El rojo de la sangre del sacrificio y el oro del Espíritu, en analogía con el sacrificio y la sangre del Señor y redentor del mundo. Cristo es el Sol dorado de Justicia y la estrella de todo nuevo amanecer. La bandera, pues, digamos que expresa una alegría del corazón. Ese sugestivo y bellísimo juego del color oro y del rojo forma parte también de las banderas de algunas de las principales nacionalidades históricas de España: Navarra, Castilla, Aragón, Países catalanes.  El espíritu de lucha y sacrificio por el prójimo y por los más débiles y desfavorecidos, por tanto, abarca a todas las patrias que forman el alma colectiva, una forma de ser, ni más ni menos. Y, en el centro, el águila de Juan evangelista ( el águila de San Juan según el tetramorfos de la tradición católica), el evangelio más radical de todos, indica los altos vuelos espirituales a los que está destinado todo aquel que cree en la Patria y en la Bandera. Pero, como enseñó el Maestro, para elevarse hay que descender. Que los símbolos y los signos no distraigan nuestro entendimiento, estamos hablando del Espíritu de Dios. De una forma de vida, la más elevada de todas, pues no hay ninguna verdad ni camino posible fuera de Jesucristo el Hijo de Dios.

¡Por Dios y por la patria!

martes, 13 de marzo de 2018

El saludo de los ancestros: amistad y reverencia

Saludo Hispano documentado
Arte ibérico de los siglos V-IV-III aC
Museo Nacional Arqueológico-Madrid

1933: Falange Española
José Antonio Primo de Rivera
Saludo Hispano recuperado

"El gesto implicaba un deseo de paz,
un ademán de amistad al mostrar la mano
libre de cualquier arma, dejando claro al interlocutor
que no había actitud peligrosa
y se hacía como saludo y deseo de prosperidad"





El saludo hispano

El brazo derecho recto, la palma de la mano hierática y hacia el suelo y con un trazo de unos 45 grados; he aquí el saludo que Falange introdujo tibiamente hacia 1933 y que se perpetuó en España como inequívoca señal del régimen franquista. El común de los españoles diría ante este gesto de recuerdos encontrados, (dicho desde la distancia histórica) que se trata de una copia que los españoles hicieron de sus “camaradas fascistas italianos”, y no faltarán los que aseguren que este saludo ultraderechista proviene del mundo militar romano.
Pero el origen del saludo, con toda una carga negativa y unas connotaciones de infausto recuerdo para buena parte de nuestra sociedad, no tiene nada que ver con Roma, con el fascismo y con la autoridad militar represiva, en tanto pudo haber nacido hace al menos 2.300 años. Lo vieron por primera vez los legionarios romanos acantonados en la Península Ibérica con motivo de las Segundas Guerras Púnicas, ese episodio bélico que duró casi 120 años (264146 aC) y que supuso el fin de los cartagineses como pueblo hegemónico del Mediterráneo y el comienzo de la Roma llamada a dominar el Mundo conocido.
En aquellas Segundas Guerras Púnicas, el líder cartaginés Aníbal se enfrentó valerosamente a la Roma republicana. Desde Hispania organizó su ejército y aprovechó el descontento que los nativos hispanos regurgitaban contra los romanos para asestar un golpe definitivo que devolviera al pueblo fenicio la gloria de los siglos pasados. El ejército de Aníbal estaba generosa y nutridamente formado por iberos, siendo el grueso de la caballería cartaginesa. Amílcar Barca será el primero que se fije en los fieros soldados iberos.
El ejército cartaginés se estructuraba en falanges, siendo la caballería ligera y pesada originaria de Hispania la más dotada y valerosa de todas. Entre los hombres de sus falanges ibéricas se extendió, a manera de saludo, la costumbre de realizar el gesto marcial de levantar el brazo con la palma de la mano hacia abajo y ésta, superando la cabeza, llevarla hasta una inclinación sobre la línea trazada por el cuerpo de unos 45 º, es decir, el saludo que todos relacionan con el franquismo español, proveniente del fascismo italiano.
Los romanos quedaron sorprendidos con esta forma de saludo que los iberos practicaban en Hispania. El gesto implicaba un deseo de paz, un ademán de amistad al mostrar la mano libre de cualquier arma dejando claro al interlocutor que no había ningún peligro ni actitud peligrosa y se hacía como saludo y deseo de prosperidad al saludado. Diversas estatuillas arcaicas de inspiración jonia, sin duda “exvotos” para fines religiosos y que en enterramientos iberos del siglo IV antes de Cristo ya aparecieron, nos dan idea que en el actual sureste español, los nativos, pueblos iberos que se relacionaron con los jonios y los etruscos, practicaron esta moda, este saludo extendido y realizado no sólo por los militares, sino por toda la ciudadanía, y prueba de ello es la estatuilla de mujer en bronce, procedente del Collado de los Jardines, conservada en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, así como otras piezas similares de la foto de arriba, y que vienen a constituir un gesto de saludo, sí, pero también de oración o adoración, dependiendo de cuándo y por qué se realizara.
Si en la actualidad, besarse en la mejilla, darse un abrazo o un simple apretón de manos es el saludo que practica todo el Mundo, en la España Antigua, era éste el modo de saludarse, desearse prosperidad e incluso se usaba en prácticas y ceremonias religiosas. No tardaron los soldados de Escipión, el gran militar romano que venció a Aníbal en Hispania, en llevarlo a la Península Itálica, haciéndose famoso y siendo desde entonces el más repetido entre cualquier ciudadano de Roma. De hecho, desde que las legiones que combatieron en Hispania en la Segunda Guerra Púnica, se licenciaron y los legionarios de las mismas lo siguieran utilizando entre ellos como un símbolo de identidad y corporativismo, el saludo fue extendiéndose a la totalidad de las legiones, y al resto de la población. Tal fue su alcance que acabó como saludo simbólico en actos oficiales de gran trascendencia, caso de las audiencias del César, los juramentos solemnes o como en la foto de arriba, convertida en símbolo de autoridad y señal de oficialidad de manos de los emperadores.
Roma cayó, pero el saludo que un día nació en Hispania se sigue usando con la finalidad de otorgar dignidad y privilegio al saludado. Es lo que ocurre en el año 1521, cuando en la ciudad alemana de Worms se celebra la Asamblea de los Príncipes del Sacro Imperio Romano Germánico, presidida por Carlos I de España, el Emperador. El 16 de abril de 1521, el fraile agustino iniciador de la reforma protestante comparece con el objeto de que se retracte de sus tesis. Y los príncipes y servidores de éstos, lo saludan a su entrada a la Asamblea con el conocido, “saludo hispánico”.
El saludo no se extingue. Prueba de ello es el cuadro que pinta el artista predilecto de la Francia de Napoleón, David (1784). Por encargo del entonces Rey, Luís XVI, se escoge un tema de la antigua Roma como estimulante patriótico y con una carga moralizante sin precedentes. Se trata de “El juramento de los Horacios”, en el que el saludo, mal llamado romano, está muy presente.
Será de nuevo David el que traiga a su obra el gesto por excelencia de Hispania de la que Roma se apropió e inmortalizó. En este caso, retrata uno de los episodios fundamentales de la historia francesa, el acaecido el 20 de junio de 1789 y que supondrá el inicio de la Revolución Francesa. Se reunieron los diputados franceses en la Sala de la Pelota, una construcción de 1686 pensada para que los miembros de la Corte se distrajeran jugando al "jeau de paume”, precedente del tenis o la pelota vasca. En esa reunión se fijó la necesidad de que Francia tuviera una Constitución y unas reglas que limitaran el poder real y dieran mayores derechos, concesiones y libertades al pueblo. Y en 1793 David, convertido ya en el pintor de la Revolución, plasma lo ocurrido años antes, cuando todos los presentes, frailes católicos y reverendos protestantes, revolucionarios, conservadores y en definitiva, la Francia entera acuerda llegar a un compromiso de tolerancia y entendimiento por el bien de la Nación, ocupando el espacio central el afamado Robespierre. Y todos, saludan a la manera hispánica, o como el no documentado diría: mediante el saludo romano.
En 1810, David recibe el encargo del mismísimo Napoleón para que ilustre, decore y argumente la gloria imperial de Francia y su propia figura como padre de la patria y héroe incontestable. Con motivo de su Coronación Imperial, David recibe el encargo de ejecutar cuatro lienzos de tamaño descomunal que perpetúen la gloria del Emperador, pero sólo lleva a cabo dos, el propio de la Coronación y el que tienen en la imagen de arriba, “La distribución de las águilas”, ejecutado en 1811 y que pretende retomar las costumbres de las legiones romanas. Napoleón reparte la nueva bandera con el símbolo imperial a los jefes de su ejército, que tienen que realizar un juramento hacia su Emperador. Y éste, se eterniza y representa mediante el mal llamado “saludo romano”, es decir, nuestro hispánico gesto.
1892. Francis Bellamy, ministro de la Iglesia Baptista y político socialista tiene la idea de celebrar el IV Centenario de la llegada de Colón a América con algún acto que subrayara la personalidad americana, naciendo así el “Juramento de Lealtad a la Bandera” con saludo brazo en alto. Cuando los americanos entraron en guerra con las potencias del Eje durante la II Guerra Mundial, el presidente Roosevelt prohibió el saludo a la manera que ya estaba haciendo Alemania. Sería en 1941, pero con todo, estuvo durante casi 50 años en vigor en los Estados Unidos de América.


1928. Mussolini siguió la ideología que D'Annunzio había pergeñado para Fiume en 1919, de forma que el poeta acababa de convertirse en el precursor del fascismo, incorporando todos los ritos y gestos públicos que el dictador italiano haría suyos: una economía basada en el Estado corporativo, largos y emotivos rituales nacionalistas, una distinción en la ropa de los seguidores fascistas, que en este caso era la camisa negra como símbolo, y una fuerte represión contra la disidencia, si hacía falta, y como signo externo más identificativo, saludarse entre sí y mostrar la adhesión al dictador y a lo que representa, mediante el “saludo hispano”, que no el romano.


1931. El Saludo REGRESÓ A ESPAÑA vía Italia para ser adoptado por los movimientos próximos al fascismo, como las JONS de Ramiro Ledesma Ramos.

1933. Al constituirse Falange Española de José Antonio Primo de Rivera, se incorporó a su simbología. La antigua "salutatio iberica" volvía a su cuna 2.200 años después, aunque bien es cierto que con una carga moral distinta.


1933. En Alemania era el famoso Heil Hitler (vitoreando a Adolf Hitler) el saludo de la Alemania nacionalsocialista, basado en el romano “Ave César”. Fue adoptado por el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), levantando el brazo derecho, en esta ocasión, unos 135º acompañado de las voces, “Heil mein Führer” o simplemente “Mein Führer”. La motivación para adoptar el “saludo romano” reside en hombres como Heinrich Himmler, jefe de las temibles y atroces SS, convencido de que el mal llamado saludo romano era originario de las tribus germánicas, puesto que en restos arqueológicos del siglo II parece que era la manera de rendir pleitesía a un nuevo caudillo germano tras su elección. Los nacionalsocialistas creian que la versión romana no era más que una versión nórdica de la raza aria y de esta forma la costumbre migró al sur de Europa donde se estableció con el saludo de Salve César. Los nazis, sin saberlo, apostaron por su historia que no era otra cosa que la copia de la historia hispana, acuñada 500 años. Algunos han observado en este “saludo hitleriano” una herencia de la coronación de los reyes germanos medievales, especialmente cuando los seguidores del nuevo caudillo, gritaban tras su proclamación "Heil" (Viva).


1937. En España perduró el saludo con carácter oficial desde 1937 (en la zona del Bando Nacional durante la Guerra Civil).



1943. Franco se separa de los ideales falangistas de primer cuño y deje de situar el “Saludo” como oficial y de obligatoriedad cívica, aunque bien es cierto que se siguió utilizando a lo largo de todo el régimen franquista.