miércoles, 15 de abril de 2015

El pacto eterno



Extracto de un estudio bíblico imprescindible. Desde los días de la eternidad, Yahveh-Elohim decretó, en virtud de un "pacto eterno", la adjudicación de dos títulos: El Padre y el Hijo, referidos a dos momentos de la divinidad en la ejecución del plan de salvación. Nos referimos, por tanto, a una divinidad con pluralidad de funciones en su relación con la humanidad. No obstante, siempre es un único ser el que actúa, el Ser subsistente en sí mismo, el Yo Soy o el Eterno. Aquí esta la medida del amor de Dios, quien entrega a su hijo unigénito (se entrega a sí mismo concibiendo en la carne) para restaurar la Verdad y la justicia en el universo. El propósito final del plan de salvación consiste en el juicio al carácter de Dios. La lección de humildad dada por Yahveh al descender a los abismos de un mundo caído, pondrá fin al Mal originado en el orgullo competidor del ángel rebelde.






"Lucas le llama a Adán "hijo de Dios" (Luc. 3:38); y Moisés nos dice que Adán no fue engendrado sino creado (Gén. 1:27). También los ángeles llegaron a la existencia por creación.[9] Pero Moisés y Elena G. de White también les llaman "hijos de Dios" (Job 1:6; 2:1).[10] Y Pablo argumenta que a diferencia de los ángeles creados, el Hijo de Dios sería el único de los hijos del cielo y del universo con estas dos características únicas:
1.º Que sería engendrado estando en vida, y con vida eterna en sí mismo -el "hoy" futuro de Salmos 2:7.
2.º Dios dijo: "Yo seré a él Padre, y él me será a mí hijo" (Heb. 1:5). Todos los demás existían porque ya eran hijos desde su creación; pero el eterno Cristo llegaría a serlo. ¿Vemos la importancia que tiene este argumento del apóstol Pablo?
Cristo es "Hijo" de Dios por su fidelidad al padre:
En Hechos 13:33,34, Lucas relaciona Salmos 2:7: "Yo publicaré el decreto [...] Mi Hijo eres tú; yo te enendré hoy", con Isaías 55:3, que dice que no es un nacimiento real, sino el "pacto eterno, las misericordias firmes a David". Es decir, que Cristo es "Hijo" por un "pacto" hecho en la eternidad, y cumplido perfectamente cuando concluyó su obra de salvación en este mundo. Elena G. De White escribió:
"El Verbo existía como un ser divino, como el Hijo eterno de Dios [...] Desde la eternidad era el Mediador del pacto".[11] Cristo no estuvo mediando por los pecadores desde la eternidad, ni entonces fue engendrado, sino que es Hijo y Mediador eterno por "pacto eterno". Tampoco "fue inmolado desde el principio del mundo" (Apoc. 3: 8) en forma real, sino que entonces hizo el "pacto" para cumplirlo recién en la cruz. Por eso es que en los días de David y de todos los profetas del A.T., Cristo todavía no era "Hijo de Dios", pero lo sería en un tiempo futuro (Sal. 2:7; 89:4, 26-29; 1 Crón. 17:13; 2 Sam. 7:14; Isa. 55:3). Y se cumplió, según Hechos 13:33,34 y Romanos 1:4, cuando Jesús vino "para ser probado y examinado [...] En su encarnación, ganó en un nuevo sentido el título de Hijo de Dios".[12] No es un segundo engendramiento, sino el prometido desde la eternidad.
Pero, al nacer no llegó a ser "Hijo" en forma definitiva. Eso lo dicen claramente las dos últimas citas bíblicas. Pues se nos dice: "Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijo de hombres" (2 Sam. 7:14). Como sabemos, este "azote" es la paga del pecado, es decir la "muerte" (Rom. 6:23). Y siendo consciente de esta condicionalidad, Cristo dijo: "Y yo, si fuere levantado de la tierra..." (Juan 12:32). Era "Hijo" condicional, porque veremos que "hijo de", tiene otro significado bíblico. El título "Hijo" que "ganó" era "en un nuevo sentido".
Elena G. de White escribió: "Si bien era el Hijo de un ser humano ["Hijo del Hombre"], llegó a ser en un nuevo sentido el Hijo de Dios [Hijo del Padre]".[13]
¿Por qué aquí el Hijo del Hombre llega a ser el Hijo de Dios, y no a la inversa, como podemos leer en otras declaraciones? Cristo ya era conocido como "Mediador", como "Cordero inmolado", y como "Hijo" antes de encarnarse y antes de ser inmolado. Por eso Elena G. de White dice en otras declaraciones que el "Hijo de Dios" se hizo "Hombre". Pero no hay contradicción, ni en Salmos 2:7 con el verso 12, ni con lo que leemos de la Hna. White. Una cosa es ser el "Hijo" y "Mediador" prometido, y otra el que llegó a serlo como cumplimiento de un "pacto".
En Salmos 89:26,27 leemos: "El me clamará: Mi Padre eres tú, mi Dios; y la roca de mi salvación. Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra [...] y mi pacto será firme con él". En esta declaración se nos dice:
1.º Cuando este salmo fue escrito, la primera persona de la Deidad todavía no era el "Padre" de Cristo; ni su "Dios", ni su "salvación".
2.º Cristo fue hijo "primogénito" de María respecto a su naturaleza humana (Mat. 1:25). Pero en cuanto a su naturaleza divina, no fue el primer ser generado de Dios, como afirma la iglesia de Roma en su interpretación incorrecta de Colosenses 1:15 y Hebreos 1:6, sino que llegó ser "primogénito" por un "pacto", no por naturaleza (Sal. 89:4,28; Isa. 55:3), recién en su resurrección (Hech. 13:33,34; Rom. 1:4); y sólo en un sentido al nacer en Belén (Luc. 1:32).
Pero, ¿en qué sentido el Ser eterno (YaHWeH) llegó a ser Hijo? San Pablo viene a nuestra ayuda diciendo: "Yo os engendré por medio del evangelio. Por tanto, os ruego que me imitéis." (1 Cor. 4:15-17). Y a Filemón escribió: "Te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones" (File. 10).
En primer lugar, tanto Cristo como todos los que creemos e imitamos a Dios llegamos a ser "hijos"; "engendrados" no de la "carne", "sino de Dios" (Juan 1:13).
En segundo lugar, todos podemos recibir el mismo título de fidelidad que recibió Cristo en el bautismo, pues la Hna. White escribió: "La voz que habló a Jesús, dice a todo creyente: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento".[14]
En tercer lugar, Cristo es "Hijo de Dios" sobre todos sus hermanos, porque fue "fiel" hasta la muerte: "Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios [...] pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza" (Heb. 3:5,6).
En cuarto lugar, Cristo es "Hijo de Dios" desde la resurrección, por su victoria en santidad: Él "fue declarado Hijo de Dios [uiJou` qeou`] con poder [o derecho], según el espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos" (Rom. 1:4). "Como está escrito también en el salmo segundo: "Mi Hijo eres tú, yo te engendré hoy" (Hech. 13:33). El título definitivo de "Hijo" no lo recibió cuando al morir dijo "Hecho es", sino en la resurrección, pues "Dios no es Dios de muertos" (Mat. 22:32).
Y en quinto lugar, también será en la resurrección, y no en el sellamiento, cuando los santos recibirán en forma definitiva el mismo título uiJov" de Jesús: "Son hijos de Dios al ser hijos de la resurrección" (Luc. 20:36). La siguiente declaración prueba que esta posición interpreta la Biblia correctamente: "Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo" (Rom. 8:17).

La fusión de sus dos naturalezas

Muchos se preguntan: "¿Si Jesús hubiera pecado, que habría pasado?" Los Testimonios responden:
"Cuando Cristo fue crucificado, fue su naturaleza humana la que murió. La Deidad no se debilitó ni murió; eso habría sido imposible".[15]
"Sintiendo quebrantada su unidad con el Padre [en la cruz], temía que su naturaleza humana no pudiese soportar […] Frente a las consecuencias posibles del conflicto, embargaba el alma de Cristo el temor de quedar separado de Dios […] Quedaría identificado con el reino de Satanás, y nunca más sería uno con Dios".[16]
Por lo tanto, según la Revelación, Dios Hijo hubiera permanecido para siempre con vida, pero anonadado, inconsciente (Fil. 2:7,8), junto al cadáver humano. Siendo Dios, hubiera podido despertarse como lo hizo estando el Hijo del Hombre en estado consciente. Y desde la muerte, como la hace un despertador sin la intervención del Espíritu Santo, que es lo que realmente ocurrió por la aprobación del Padre y Juez (Rom. 8:11; Hech. 4:10; Gál. 1:1). Pero él no podía preparar las cosas de esta manera, sino no hubiera sido un riesgo, como ocurre con todos los que mueren en Cristo. Además, al morir en lugar de los pecadores, Cristo debía morir la muerte segunda, la de los culpables. Entonces, al quedar inconsciente ambas naturalezas en el sepulcro de José de Arimatea, su naturaleza divina nunca más hubiera sentido algún deseo de volver al trono; ni tampoco el Padre lo hubiera permitido. ¿Pensamos alguna vez, que una persona de la Deidad podría haber permanecido inconsciente en Jerusalén, y para siempre junto a un cadáver?
Cuando Cristo se encarnó, llegó a ser Emanuel, "con nosotros Dios" (Mat. 1:23); y el mismo Emanuel vino a morir en la cruz, porque "ambas naturalezas fueron misteriosamente fusionadas en una sola persona: el Hombre Cristo Jesús".[17] Pero, si estaban fusionadas, ¿por qué no murió la naturaleza divina? Y si la divina no podía morir, ¿por qué murió la que estaba fusionada a ella? La hermana White nos advierte: "La divinidad y la humanidad estaban combinadas en Cristo. La divinidad no se degradó hasta la humanidad".[18] Así que esa fusión no era de toda la persona divina con la humana, sino que la naturaleza divina siguió siendo plenamente divina; y la humana, plenamente humana. Entonces, ¿qué es lo que se fusionó de las dos naturalezas?
Elena G. de White escribió esta importante declaración: "Bendijo al mundo viviendo en la carne humana la vida de Dios, demostrando así que tenía poder para unir la humanidad con la divinidad.[19] Por eso "Jesús" dijo: "Antes que Abraham fuese, YO SOY" (Juan 8:58): el que nació de María ya tenía vida eterna. Queda claro, entonces, que la vida eterna de Dios, fue el medio de fusión de las dos naturalezas.
Pero ella también nos dice: "En Cristo se unieron [...] La naturaleza de Dios [...] y la naturaleza de Adán, el transgresor [...] el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre".[20] Cristo tomó "la doliente naturaleza humana caída, degradada y contaminada por el pecado"[21]
Esto significa que el "cuerpo" preparado en el cielo e introducido por el Espíritu en María, no era un feto o un cuerpo humano completo, por el cual María sólo prestó su vientre, como creen algunos. Más bien nos indica que era como la célula reproductora masculina, que se unió al óvulo de María, llegando a ser Hijo de María, de David, de Abraham y descendiente del mismo Adán (Luc. 3:23-38). Es fácil de saberlo, porque en este caso Dios hubiera sido el autor de un ser degradado y contaminado por el pecado, donde la "la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios" (1 Cor. 15:50).
Pero él nació "de mujer, nacido bajo la Ley"(Gál. 4:4), y por eso llegó a ser "pecado por nosotros" (2 Cor.5:21). Él "tomó la naturaleza humana y llevó las debilidades y la degeneración del hombre. El que no conoció pecado, llegó a ser pecado por nosotros"[22] -note que la Hna. White está hablando de su condición antes de la crucifixión. Sin embargo, no hubo pecado en él (1 Juan 3:5), porque en la Biblia hay dos clases de pecado: Los de inocencia, y los de culpa, que se purifican con dos clases de expiaciones. Esto no tuvieron en cuenta la Reforma ni muchos teólogos de hoy.
Así, el Señor del Universo tomó nuestra naturaleza y llegó a ser, por la resurrección, ¡el "coheredero" de los redimidos! Así YaHWeH el Señor, llegó a ser el "Hijo" del Señor. Y la gran pregunta de Cristo a los fariseos recibe aquí la respuesta: "Si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?" (Mat. 22:45). ¿Cómo se entiende que el Soberano del universo pueda llegar a ser el heredero primogénito de su propio reino? ¡Esto es causa de gran asombro en todo el universo poblado!"


lunes, 6 de abril de 2015

Los Nombres de Dios

El (en ugarítico 𐎛𐎍, en fenicio 𐤀𐤋, en siriaco ܐܠ, en hebreo אל, en árabe إل o إله, cognado del acadio ilu) es una palabra semítica del noroeste, que tradicionalmente se traduce como ‘dios’, refiriéndose a la máxima deidad. Algunas veces, dependiendo del contexto, permanece sin traducción (quedando simplemente El) para referirse al nombre propio de un dios.


Imagen del dios El venciendo a dos leones, tallado en el mango del cuchillo ceremonial de Gebel el-Arak.
En la mitología cananea, El era el nombre de la deidad principal y significaba «padre de todos los dioses» (en los hallazgos arqueológicos siempre es encontrado al frente de las demás deidades). En todo el Levante mediterráneo era denominado El o IL, al dios supremo, padre de la raza humana y de todas las criaturas, incluso para el pueblo de Israel pero con interpretaciones distintas a los cananeos.
Los Sumerios tenían un dios equivalente al de la mitología cananea, llamado Anu.[1]
Este dios todopoderoso llamado El, se denomina en hebreo Elohim o "dioses", porque está en plural y su singular es El, o dios. En el uso semítico, El era el nombre especial o título de un dios particular que era distinguido de otros dioses como «el dios», lo que en el sentido monoteísta sería Dios.[2]
La raíz il corresponde a apelativos semíticos muy conocidos, como la palabra original semita para ‘Dios’ es decir, El.[3]
En ciertas regiones, el apelativo il [literalmente ‘dios’] era la referencia al dios sumerio Anu.[1] Con el mismo apelativo il [literalmente ‘dios’] se lo designaba al dios de los cereales Dagan. En ugarítico, Dagan sería Dgn (que probablemente se vocalizaba como Dagnu) y en acadio como Dagana. El culto a Dagan era propio de los amorreos del siglo XXII a. C. y luego de la conquista elamita sobre la tercera dinastía de Ur, se difundió entre asirios y babilonios. En Asiria llegó a estar en equivalencia con Anu.
En las tablas de Ugarit, ese dios primigenio figura también como el esposo de la diosa Asera; Ishtar entre los babilonios [originalmente llamada Athirat (o Afdirad) que en la Biblia recibe el nombre de Astoret. La forma griega es Astarté (la cual es la madre de todos los dioses,[4] la esposa celestial, la reina del cielo).
Representaciones del dios El se ha encontrado en las ruinas de la Biblioteca Real de la civilización Ebla ―en el yacimiento arqueológico de Tell Mardikh (Siria), que data del 2300 a. C.―. En algún momento de la historia pudo haber sido un dios del desierto, pues un mito dice que tuvo dos esposas y que con ellas y sus hijos construyó un santuario en el desierto.
El ha sido el padre de muchos dioses ―setenta en total― los más importantes fueron Baal Raman (Hadad), He, Yam y Mot, los cuales tienen atributos similares a los dioses Zeus, Poseidón o Ofión, Hades o Tánatos respectivamente, los antiguos mitógrafos griegos identificaron a El con Crono, el rey de los titanes.
Por lo general, El se representa como un toro, con o sin alas. También lo llamaban Eloáh, Eláh, que en árabe se convirtió en Allah).
El dios El preside sobre el monte G'r kvsi, que a veces se traduce como Khurshan-Zur-Kas (Kjúrshan zur kas),


Orígenes del dios El[editar]



Máscara ceremonial que representa al dios El.
Para los pueblos cananeos El era la deidad principal, el rey, creador de todas las cosas, el juez que dictaba lo que debían hacer tanto los hombres como los dioses. Su esposa primaria fue Ashera o Asera, la madre de los dioses, representada en los santuarios cananitas con árboles ornamentados. Pero tuvo otra esposa: Anat hermana de Hadad (Baal Raman (el trueno, señor del trueno)), esta última, era llamada «la amante de los dioses» (ambas eran diosas de la fertilidad). Para los cananeos El es el padre de la «divina familia» y presidente de la asamblea de los dioses en el Monte de la Reunión. Es llamado «toro» por su fortaleza y potencia creativa, es el «Anciano de Días», la «Roca de las Edades», está representado en una roca en Ras Shara.[5]
En los mitos Ugaríticos El es llamado Bny Bnwt, que significa ‘creador de todas las cosas creadas’, aunque algunos lo traducen como ‘dador de potencia’. En las dos inscripciones halladas en Ugarit, hoy Ras Shamra, El es retratado como un dios frío y distante, «en el flujo de los [dos] ríos», posiblemente el Edén, de donde un río fluía para formar a los ríos Tigris, Éufrates, Guijón y Pisón.,[5] tal como describen al Eden en la Biblia.
Aparte de ser llamado «el creador», El también era llamado «el bondadoso», «el compasivo» en los mitos Ugaríticos (títulos que aparecen en la Biblia para referirse a Yahvé). Esta deidad no es de quien se escribe en la Biblia, ya que la deidad llamada El tiene este nombre propio y en la Biblia «El, traducida como el Altísimo», se llama Yahvé. Sólo la adoración de Yahvé nunca fue estigmatizada en la Biblia ni por los patriarcas. De hecho Abraham dio los diezmos a un sacerdote del Altísimo (El) llamado Melquisedec, rey de Salem. (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Genesis+14%3A18&version=RVR1960) (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Hebreos+7%3A1-3&version=RVR1960).[6]
En Canaán el rey era nombrado «siervo de El» (de forma similar, en Israel, el rey era nombrado como siervo de Dios; David «El siervo de Dios»). Esto describía el estatus de los reyes antiguos como ejecutores de la voluntad divina. Este título era visto como un privilegio y no como una carga.[5]
En los tiempos de Palestina, «los hijos de El» significaban ‘los dueños de los ganados, adoradores del dios-toro El’, y «las hijas de Adán» significaría ‘las mujeres de Adama [la tierra, el suelo]’; Adama era una diosa de la agricultura. Las hijas de Adama eran notorias por sus orgías (prostitución ritual). En aquellos tiempos era común que hubiesen sacerdotisas sexuales, que sirviesen en los templos, es posible que de aquí venga la historia de El seduciendo a dos mujeres mortales, y éstas dándole hijos semidivinos, llamados Shalem (‘perfecto’), y Shahar (‘amanecer’), que posee alas (según el salmo 139:9), y su hijo fue el ángel caído Helel (según Isaías 14:12).[7]
Esa mitología cananea se introdujo en las creencias del pueblo de Israel. La Biblia muestra ese sincretismo en muchos pasajes, por ejemplo la concepción del dios Yavé como presidente en la «corte de los dioses» o «la divina asamblea» (Beneel), también es para referirse a la divina familia de El, en Deuteronomio 32 (http://www.biblegateway.com/passage/?search=Deuteronomio+32&version=RVR1960), empieza con Israel en sus lapsus de fe y termina con el aserto de la destrucción de sus enemigos. En Deuteronomio 32:8 se representa la primera etapa de los israelitas en su adaptación del concepto del dios Yavé al mando de la «asamblea de dioses» de la mitología cananea; la concepción del dios Yavé como simplemente el principal entre todos los dioses. A lo largo de la historia de Israel primero nombró a su dios Yahvé (o Jehová) como el «altísimo» entre la asamblea de «los hijos de El» (o «hijos de Israel» según la Septuaginta) aunque se disputa la fecha de este poema, más tarde (en el 900 a. C.)[5] se hizo desparecer la corte completa de dioses y se condenó esa idea como apostasía.

Dioses padres casados o solteros[editar]

El dios El ―de donde proviene la idea original del dios Yahvé― llegó a tener una descendencia de más de 70 deidades.
La unión entre los dioses y las mortales se encuentra en casi todas las religiones del mundo, excepto en el islamismo (es inapropiado decir que Dios, como se revela en el islamismo, es soltero o casado; simplemente, para los creyentes de esa religión Dios está más allá de cualquier comparación creada que podamos hacer, por eso, además, afirmar en el islamismo que Dios es Padre no solo es erróneo sino una blasfemia) en el judaísmo y en el cristianismo. En el cristianismo Jesucristo es el Hijo Eterno del dios Yavé (anterior a la creación del mundo) que una vez más no está ni soltero ni casado; la palabra revelada de Dios y su espíritu son un solo y único dios, y tres personas divinas. La concepción virginal de Jesús no debe entenderse como fruto de la unión de Dios con una mujer (la Virgen María), sino que la mujer fue un medio para la encarnación de Jesús, mediante la acción del Espíritu Santo.
En el mundo antiguo se creía que los miembros de las clases dirigentes eran hijos de los dioses. Estas creencias se encuentran en el Mediterráneo y en todo el Oeste de Asia, sin contar las demás partes del mundo. Los emperadores romanos, a los que se rendía culto aún en vida, estaban convencidos de que tras la muerte iban a convertirse en dioses.
En algún momento el judaísmo hizo a un lado a todas las deidades, y dejó solo a Yahvé, que como queda dicho no está ni soltero ni casado, pues, al igual que en el islamismo, no entra en esas categorizaciones humanas, y por lo tanto nunca tuvo ningún hijo. Desde ese momento, llamarse «hijo de Dios» fue anatema.
En el siglo II d. C., el rabino Shimon ben Yohai maldijo a todo aquel que ―al leer la Torá (el Antiguo testamento de los cristianos) o cualquier libro― entendiera el término bene elohim (‘los hijos de los dioses’) en el sentido ugarítico. Desde ese momento, Elohim no significó ‘dioses’ (en plural) sino ‘dios único’.[7]
¿Y acaso ―respondió Jesús― no está escrito en su ley: «Yo he dicho que ustedes son dioses»?

Títulos del dios El[editar]



Ishtar, la diosa Asera de los babilonios.
  • Toro, el padre del tiempo, el rey, el creador de todo, el santo y compasivo, el bueno o noble.
  • Athtar (Aftar), el Maravilloso.
  • Yamu (Yam, Yahm, Yom, Yamm) (el mar o el océano).
  • Tiamat (las aguas) y Apsu (el agua dulce). Estas dos deidades podrían ser la misma persona, y a veces son representados como mujeres o varones.[8] En la mitología cananea, Apsu es llamado el príncipe de las aguas. A veces en Ugarit se le llamaba «mar». Los «otros yo» del mar, posiblemente sus hijos, u otros hijos de El (no está claro), son:
  • Horón (Jorón), dios del inframundo.
  • Yadi Yalha o Iadi Ialja
  • He o Jí (Helios), dios del Sol.[cita requerida]

La familia del dios El[editar]



Representación asiria del dios El.
En los textos ugaritícos de Ras Shamra, pertenecientes a Ilimilku de Shubani (sumo sacerdote de Baal), los cuales fueron dictados por Atanu Purliani y subsidiados por el rey Niqmad II (1375-1345 a. C.).
  • El puede significar ‘fuerte’ o ‘primero’, entre otras traducciones.
    • su cognado árabe Alá (Dios o ‘el dios’) también contiene los mismos epítetos de su contraparte hebrea y mesopotámica de Alá el bueno, el misericordioso y compasivo.
La morada de El es una montaña de la cual fluyen dos ríos, que son las fuentes de todas las «aguas vivas» en el mundo. El equivalente griego de esa montaña sería el Olimpo. Compárese con Ezequiel 47:1, Zacarias 14:8, y Apocalipsis 22:1.
Los acadios llamaron a sus predecesores «las gentes de Shumer», este término corresponde al hebreo «las tierras de Shin'ar» (‘la tierra de los vigilantes’), los egipcios la llamaron «Ta Neter» (T’Ntr, ‘la tierra de los ancestros/dioses’), que emigraron hacia Egipto, a esta tierra también la llamaron Ta Ur (antigua Ur, ciudad extraña o alejada). La Biblia la nombra como Ur de los Caldeos (en Mesopotamia), desde donde provino Abraham.[9] Así los primeros dioses saldrían de las tierras de Shem.[cita requerida]
Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas; la mitad de ellas hacia la mar oriental, y la otra mitad hacia la mar occidental, en verano y en invierno.
Zacarías 14:8, en la Biblia Reina-Valera antigua
Ahí vive en una tienda de campaña (¿el tabernáculo?) como todo patriarca, con su familia y ahí los hijos de El (Bene ha Elohim) forman la «asamblea divina», la cual El preside. Compárese con Salmos 74:4, Daniel 7:9,13,22 y Apocalipsis 4:4,10, 5:8,14, 11:16,19:4.
Dios preside en el consejo de los dioses; en medio de los dioses dicta sentencia.
Salmos 82:1 Biblia Reina-Valera, 1995[10]
Elohim ha tomado su lugar en la asamblea de los elohim, en medio de los elohim él gobierna.
Traducción literal[11]
Yo les he dicho: «Ustedes son elohim; todos ustedes son ben he elyion (hijos de El).
Salmos 82:6


Tiamat, personificando a Yam, hijo de El, equivalente al Leviatán bíblico.
Bene elohim (y variantes) se traduce como ‘hijos de los dioses’, ‘hijos de Dios’, ‘asamblea de los hijos de Dios’ o ‘asamblea de los dioses’,[12] El término fue usado extensamente en las religiones semíticas del Oeste (ver Génesis 6:2). En la cultura ugarítica ―tanto en restos arqueológicos de Fenicia con en restos amonitas― se han encontrado inscripciones sobre «los hijos de Dios», que eran divinidades menores o subordinadas a El.
En el arte ugarítico, el dios El es representado como un patriarca barbudo y muy bebedor de vino en festines (una imagen que los hebreos comparaban con su dios El, eterno abstemio y soltero). Hasta la fecha no se ha encontrado un templo construido en honor del dios El ugarítico, aunque por supuesto no se ha excavado toda la zona. Esto podría hacer pensar que ―al igual que el dios El hebreo―, era un «dios que no habitaba en templos hechos por manos de hombres». Aparte de ser juez, el dios El podía sanar, como cuando curó a su hijo Kirta. Incluso el dios Baal acudía a buscar su ayuda cuando se encontraba en problemas, ayudando a su siervo Danel (el Danel antiguo de la Biblia), siervo de Baal, así cualquier cosa primero se le tenía que pedir permiso para hacerla como en el caso de Anat para tomar venganza.
El es llamado «padre de los dioses» de todos modos, a los personajes que designa como su parentela son:
  • Asera, la madre de todos los dioses, originalmente llamada Athirat (o Afdirad).
  • el fuego («la ramera de El»), al parecer un desliz del dios. Según la mitología ugarítica, El tendría varias amantes, lo que causaría la ira de Asera, y tendrían problemas con él, hasta llegar a una posible separación.
  • La muerte, el mar y el deseo son los hijos preferidos de El. Se les llama «los queridos de El».[cita requerida]
  • Shahar (Shajar) (hijo de otro desliz de El con otra mortal).
  • el rey Kirta (el muchacho de El).
  • Shalem o Shalim (‘perfecto’), hijo de El con una mortal.
    • la palabra shalom proviene de este Shalem.
    • también proviene de este el nombre de la actual Jerusalén, ciudad de Salem del rey Melquisedec.
  • Pescador, hijo adoptivo de la dama Asera del mar.
  • Mot (‘muerte, esterilidad’).

Los nietos del dios El[editar]

  • Ilihu (Iliju), Thitmanit y Yassib son hijos del rey Kirta y de su esposa Hurriya (la hija del rey Pabil).
  • Kothar Wa Hasis (Kjoftar Wa Jasís) o Jotar, hijo del mar. Su equivalente en Egipto era Ptah, palabra que no tiene significado en idioma egipcio sino en idioma acádico (y en otros idiomas semitas), en el que significa ‘el quien crea las cosas por medio de la escultura y abriéndolas’. Era el artesano de los dioses. Sus hermanas eran las sabias mujeres o las siete diosas de la sabiduría

Uso del nombre «El» entre los israelitas[editar]



El dios Yahvé o Jehová.
Según el pasaje de Génesis 32:23-28, el nombre Israel (Yisrael) representa al patriarca Jacob, ‘que pelea contra El’, aunque otros autores lo traducen de diferentes maneras.[13]
Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
Génesis 32:28[14]
Pero las diversas traducciones no muestran uniformidad acerca de ese dios:
Entonces el ángel le dijo: «¡Suéltame, que ya está por amanecer!».
Génesis, 32:26.[15]
Y siguió contendiendo con un ángel y gradualmente prevaleció. Lloró, para implorar favor para sí mismo. Lo halló en Beth-el, y allí habló con El.
Libro de Oseas, 12:4[16]
La palabra El significa ‘dios, poderoso, fuerte’ y también ‘ídolo’.[17] En la mayoría de las traducciones, el sitio conocido como Bethel[18] se traduce como ‘casa de Dios’, siendo beth ‘casa’ (como Bethlehem es ‘casa del pan’, Bethania ‘casa de la aflicción’, Bethsaida: ‘casa del pez’) y el puede referirse tanto al dios Yahvé como al dios El. Por lo tanto, Beth-el podría no ser la Beth Yahvé, sino la casa del dios extranjero El.[19]
Así, posteriormente Israel sería el pueblo elegido: el que se enfrentaría a los ídolos (Ver idolatría), pues seguiría el camino trazado por el único Dios verdadero Yahvé (Jehová). En la primera mitad del siglo X a. C. ese pueblo alcanzó tal objetivo durante los reinados de David y Salomón (Israel se había convertido en “el reino de Yahvé” (1.ª Cr 28:5). Pero la Biblia indica que posteriormente las doce tribus de Israel se dividieron por razones materialistas:
Ocurrió que las tribus norteñas habían copiado el materialismo (ver Amós 6:8; 8:4-7; Jer 5:26; Habacuc 1:2-4) de los paganos (los cuales adoraban al dios El), mientras que Judá se mantenía «un poco menos infiel… reconocía todavía al dios Yahvé» (Libro de Oseas 4:15; 11:12; Libro de Amós 2:4-8).[20]
Luego de la división del reino el nombre de El (usado en los idiomas semitas para designar a la deidad principal, el toro o becerro) se difundió más entre los israelitas del norte. [Esas diez tribus del norte ―propiamente llamadas Israel- son Aser, Dan, Efraím, Gad, Isacar, Manasés, Neftalí, Rubén, Simeón o Simón y Zabulón]. Por su parte los del sur ―propiamente llamados de Judá o levitas y benjaminitas (Judá, Benjamín)― de donde viene el nombre de judíos, siguieron manteniendo el ritual a Yhwh (Yahveh) en Jerusalén.
Hacia el siglo VIII a. C. el culto al dios El estaba bastante arraigado entre los israelitas del norte. Los frecuentes intercambios comerciales (sobre todo con Tiro) contribuían a ello. Absorbían cultos fenicios, asirios y sidonios. Por ejemplo, según 1 Reyes 16:31, un hijo de El (Melqart) era el «dios de Tiro» o «el Ba'al de Tiro». El rey de Sidón (Ethba’al) era servidor de Baal (Habbaal). El culto de este dios se introdujo en las tribus norteñas de Israel cuando el rey Ajab (o Acab) se casó con Jezabel, hija de EthBaal, rey de los sidonios.
Tu becerro [toro], Samaria [capital del norte de Israel], te hizo alejarte
Libro de Oseas 8:5; 10:5
Este «dios de Tiro» permaneció en Israel hasta el reinado de Jehú, quien lo anuló (Libro de Oseas 9:13; Libro segundo de los reyes 10:26).

El dios El como Yahveh[editar]



He Elohim y Adán.
En ciertas ocasiones, los israelitas utilizaban el término El para referirse al dios Yahveh, dado que esa era el término con que se denominaba a Dios. A veces usaban la variante Elohim (אֱלׂהִים). La palabra El significa ‘dios, poderoso, fuerte’, pero también ‘ídolo’.[21] Por lo tanto es una palabra genérica (dios) que puede ser usada para cualquier dios, incluyendo a Baal, Moloc o Yahvé. A su vez, Elohim es una palabra de uso normal que puede significar ‘dioses’ aunque también ‘ángel de dios’.
Algunos judíos y cristianos consideran que este término debe de haber sido mayestático (es decir, símbolo de majestad de la divinidad), de manera que cuando Elohim se aplica al dios Yahveh significaría ‘el fuerte’ (según Skizzen, 3, 169), o ‘ser poderoso’ (según Dillmann).
Algunos católicos incluso dicen que podría referirse a un preanuncio inconsciente de la Santísima Trinidad.

El gran desafío[editar]

Luego de salir de Egipto y ya en el desierto, a los hebreos no les resultaba fácil abandonar el «modo de vida» (materialismo) que durante decenios habían experimentado en tierras egipcias. Por eso, ante cualquier dificultad los hebreos volvían al culto anterior al toro-becerro El: (estas afirmaciones son válidas para creyentes, para el estudio crítico de la Biblia serían completamente anacrónicas, ya que la anterior concepción de contraste con la cultura cananea pertenece a época post-exílica, 800 años más tarde). Así lo leemos en la Biblia:
Hizo de ello un becerro de fundición. Entonces ellos dijeron: «¡Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto!». Cuando Aarón vio esto, edificó un altar delante del becerro y proclamó: «¡Mañana será un día de fiesta dedicado a Yahvé!».
Éxodo 32:4-5
Una vez en la tierra prometida (Canaán), los israelitas fueron afianzando su culto a Yahvé hasta que pudieron consolidarlo en la época del rey David (siglo XI a. C.). Posteriormente ―durante el reinado de su hijo Salomón― ese «pueblo elegido» conseguía vivir bajo la ley del dios Yahvéh. La paz se había afianzado y los habitantes vivían en un clima de relativa prosperidad. Pero tiempo después la mayor parte de las tribus volvieron al culto al becerro-toro El. La Biblia refleja ese episodio en términos muy similares a los anteriores:
«El rey [Jeroboam] hizo dos becerros de oro y dijo al pueblo: «Ya habéis subido bastante a Jerusalén. Aquí están tus dioses, Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto» (1.º Reyes 12:28).
Se puede apreciar la facilidad con que se pasaba del culto al Dios Yahvé hacia el culto del becerro-toro, o sea el dios El. Dado que religión era equivalente a «modo de vida», hay quienes ensayan una explicación:
Seguir el culto al dios Yahvé exigía esforzarse para lograr una comunidad de hermanos, donde se defienda a los más débiles y prime la justicia. De esa manera se lograría la felicidad general, y Yahvé se encargaría de darles prosperidad y tranquilidad en sus fronteras (1.ª Re 2:3; Prov 29:14; Salmo 147:14). Seguir ese modo de vida era seguir los lineamientos de Yahvé:
  • «Estoy contra los que oprimen al jornalero, a la viuda y al huérfano» (Malaq 3:5).
  • «No mentiréis ni os defraudéis unos a otros» (Levítico 19:21).
  • «Has de tener un peso cabal y exacto, e igualmente una medida cabal y exacta… Porque cometer fraude es abominación para Yahvé» (Deut. 25:15-16).
  • «Tened balanza justa, peso justo, medida justa. Yo soy Yahvé» (Lev. 19:35).
  • «Abominación de Yahvé la balanza falsa» (Proverbios 11:1; 20:23).
  • «Si prestas dinero a uno de mi pueblo, al pobre que habita contigo, no serás con él un usurero; no le exigiréis interés» (Éxodo 22:24).
  • «Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy Yahvé» (Lev. 19:18).
Por su parte los no hebreos basaban su vida en el materialismo (dioses materiales) a los que se rendía culto para obtener bienes y riqueza. Para conseguir dicha riqueza podía utilizarse el comercio engañoso ―lo cual caracterizaba a los pueblos cananeos―. La mentira y el saqueo se transformaba en una práctica común.
  • «Canaán tiene en su mano balanzas engañosas, es amigo de hacer fraude» (Libro de Oseas 12:8-9).
  • «¿He de soportar yo una medida falsa... las balanzas de la maldad y la bolsa de pesas de fraude?» (Libro de Miqueas 6:9-11).
Pero a los pueblos «opresores» les iba bien, es decir, se sentían económicamente satisfechos, sin importarles a qué cantidad de pueblos estaban sometiendo. Por eso seguían adorando a El.

El tentador sistema de vida bajo el culto al dios El[editar]

La solidaridad y compasión no eran compatibles con ese pensamiento. De allí que el culto al becerro (lo cual representaba al dios El ―un dios bondadoso, dispuesto a perdonar... que permitía aquellos métodos de enriquecimiento) era muy tentador. Por lo tanto: seguir manteniéndose en el culto a Yahvé, en medio del tentador culto a dioses materiales de los cananeos y naciones vecinas era un gran desafío para los hebreos. [Notar que lo que más se reprocha a las tribus que volvieron al «dios becerro» es su comercio engañoso y la opresión a los más débiles (Isaías 10:2; Jeremías 5:27; Amós 6:8; 8:4-7; Miqueas 3:11)]. La idolatría que repudian los profetas del siglo VIII a. C. hace directa alusión al modo de vida:
El cántico de Isaías (siglo VIII a. C.) manifiesta un panorama desolador: Expresa que Yahvé «esperó de ellos derecho» (mishpat) «y ahí tenéis: asesinatos. Esperó justicia» (dsedaqah) «y ahí tenéis, lamentos» (Is 5:7). Dicho profeta continúa con su invectiva contra «los que añaden casas a casa y campos a campos hasta no dejar sitio y vivir ellos solos en medio del país» (Is 5:8); esos son «los que llaman al mal bien y al bien mal», y luego agrega: «Contra ellos se inflama la ira de Yahvé» (Is 5:25).
Asimismo el profeta Amós fustiga a las mujeres de los poderosos (entregadas como ellos a la comodidad y al abuso): «Oprimís a los indigentes» (dallim), «maltratáis a los pobres» (ebionim), «y pedís a vuestros maridos: “Traed de beber”» (Am 4:1).
[La Ley de Yahvé permitía que hubiera gente más próspera que otras, pero no que un rico se aproveche de su posición de privilegio (2.ª Sam 12:1-6)]. Congruente con todo esto, en el libro Apocalipsis se le reprocha a la Gran Ramera que sus negociantes «usan artimañas para llegar a ser los magnates del planeta» (Ap 18:23). Tal como lo adelantaba Zacarías cuando se refería al Juicio Final:
«Y en aquel día no habrá más negociantes [kenajaní: ‘cananeos’] en la casa de Jehová de los Ejércitos» (Zac 14.21).
Uno de los datos que muestra el sincretismo en el Antiguo Israel es que cuando se utiliza la forma El para referirse a Yahveh en vez de Elohim, paralelamente tienen el significado del título que los demás pueblos semitas le daban a la deidad El. Así en los pasajes en los que se refieren a Dios como «el Fuerte de Israel» o «el Fuerte de Jacob» (uno de los títulos de Yahveh en la Biblia), literalmente dice «el Toro de Jacob» o «el Toro de Israel» (Salmos 132:2,5, Isaías 1:24, 49; 26, 60:16, Salmo 22:16, entre otros). Esto podría dar lugar (para un desprevenido) a caer en el engañoso culto al toro-becerro (o sea, el culto a El o Baal).
En el idioma hebreo otro nombre para designar a Yahveh es la forma "Abir" significando poderoso, fuerte, la forma para los demás es "Abbir" del mismo significado, incluyendo la palabra Toro (nombre con el que se referían a «el otro El») así para referirse a Yahveh se utiliza Abir y para los demás Abbir, como en el caso de "los fuertes toros de Basan".[22] Otros escritores simplemente lo traducen de manera literal: ‘dioses’.
Una referencia a El en los textos ugaríticos y a Baal en representación del «jinete de las nubes», o «el que cabalga entre las nubes», es muy similar a las expresiones que la Biblia utiliza para el dios Yahveh (Salmo 68:4, Deuteronomio 33:26, 2 Samuel 22:11).
Déjame decírtelo, príncipe Baal, déjame repetirlo, jinete entre las nubes: ahí tu enemigo, Baal, contempla, vas a matar a tus enemigos, contempla: tú aniquilarás a tus adversarios
Poema a Baal, textos de Rash Shamra
No hay nadie como el dios de Jesurún,
que para ayudarte cabalga en los cielos,
entre las nubes, con toda su majestad.
Deuteronomio 33:26-27

El dios El como dios extranjero[editar]



Astarte.
En otras ocasiones los israelitas usaban el nombre El o Elohim, para referirse a una o varias divinidades extranjeras.
Decidan hoy a quién servir: si a los dioses (elohim), a los que sus antepasados servían a orillas del Éufrates, o a los dioses (elohim) de los amorreos que viven en esta tierra.
Por la gran variedad de nombres de dioses que pueden leerse en la Torá, algunos autores plantean la teoría de que originalmente los pueblos semíticos que se agruparon bajo la denominación de “hebreos”, tenían creencias politeístas que progresivamente fueron perdiendo y adaptando hacia el monoteísmo, durante la época previa a las primeras adiciones que conformaron la Torá.

El nombre «El» en nombres de lugares y personas[editar]

Todos los nombres como Ismael, Miguel, Israel y demás eran una forma teofórica, es decir los sufijos de los elementos (il, ilu o el) representan un "nombre divino" en este caso el supremo nombre del dios El, pero durante el reinado de Ebrum (rey de Ebla que se supone que fue el patriarca Eber [Heber], de donde proviene el nombre de hebreos) cambió de forma teofórica, de -el a -ya (w), de esta manera nombres como Mikailu (Miguel) se convirtieron en Mikaya (w), de esta manera el rey Ebrum cambió paulatinamente la religión de Ebla de su tiempo, asociándolo así con el nombre bíblico de Yahweh (-ya [w]), transformando a Yahweh en el dios nacional, en vez de El.[6]

«El» como prefijo[editar]

El dios El en topónimos y antropónimos bíblicos.
  • Eladah: eternidad del dios El
  • Elasah: hechos del dios El
  • El-beth-el: el dios El de Betel
  • El-elohe-Israel: el dios El es el dios de Israel
  • Eldaah: conocimiento del dios El
  • Eldad: favorito del dios El, amor del dios El
  • Elead: testigo del dios El
  • Elealeh: ofrenda quemada para El
  • Eleazar o Eliezer: ayuda del dios El, la corte del dios El
  • Elhanan: gracia, regalo o misericordia del dios El
  • Elí: mi dios El
  • Eliab, Eliabba: el dios El es mi padre, el dios El es padre
  • Eliada: conocimiento del dios El
  • Eliakim: resurrección del dios El
  • Eliam: pueblo del dios El
  • Elías (Eliyah): El-Yahvé (dos nombres del mismo dios) o ‘¡Yavé dios!’
  • Eliasaph o Eliasaf: el dios El aumenta
  • Eliashib: el dios El de la conversión
  • Eliathah: tú eres mi dios El
  • Elidad: amado del dios El
  • Eli-el: el dios El, mi El
  • Elienai: el dios El de los ojos
  • Elihoreph o Elijoref: dios El del invierno, dios El de la juventud
  • Elika: pelícano del dios El
  • Elim: chivo, ciervo, venado, hombre fuerte
  • Elimelech: el dios El es rey
  • Eliphal o Elifal: milagro del dios El
  • Eliphalet o Elifalet: el dios El de liberación
  • Eliphaz o Elifaz: esfuerzo del dios El
  • Elishabeth o Isabel: juramento (o completud) del dios El
  • Elisha: el dios El salva
  • Elishah: cordero del dios El, ayuda del dios El
  • Elishama: el dios El escucha
  • Elishaphat: mi dios El juzga
  • Elishua: el dios El es mi salvación
  • Eliud: el dios El es mi alabanza
  • Elizur: el dios El es mi fuerza o mi roca; roca de El
  • Elkanah: celo del dios El, el dios El celoso
  • Elkeshai: dureza o rigor del dios El
  • Ellasar: rebelado contra el dios El
  • Elmodam: el dios El de la medida, el dios El de la ropa[23]
  • Elnaam: el dios El imparcial
  • Elnathan: el dios El ha dado, regalo del dios El
  • Elohim: los dioses, o el dios El poderoso (según el contexto).
  • Elpaal: trabajo del dios El
  • El Shadai: el dios El de las montañas (Génesis 17:1). No está claro si es un atributo del dios Yahweh, o se adoptó la denominación de un dios de la mitología amorrea, que ―unida al nombre del dios cananeo―, se usó como un nombre más del dios de Israel).
  • Elteketh: caso del dios El
  • Eltolad: generación [procedente] del dios El
  • Eluzai: el dios El es mi fuerza
  • Elyón: el dios El más alto
  • Elzabad: el dios El de la dote
  • Elzaphan: el dios El del viento norte
También hay muchas palabras cuya etimología aparentemente no está relacionada con el dios El:
  • Eleph: aprendizaje
  • Eli: ofrenda, o levantamiento
  • Elkoshite: hombre de Elkeshai
  • Elon: roble, jardín, fuerte
  • Elon-beth-hanan: casa de la gracia o casa de la misericordia

«El» como sufijo[editar]

El aparece como sufijo de muchos nombres:
  • Abde-el: nube [o vapor] del dios El
  • Abdi-el: sirviente del dios El
  • Abi-el: el dios El [es mi] padre
  • Abima-el: un padre enviado por el dios El
  • Adbe-el: igual que Abde-el
  • Adi-el: testigo del dios El
  • Adri-el: rebaño del dios El
  • Ammi-el: pueblo del dios El
  • Ari-el: altar del dios El, luz del dios El o león del dios El
  • Asah-el: criatura del dios El
  • Asare-el: beatitud del dios El
  • Así-el: trabajo del dios El
  • Azra-el: quien al dios El ayuda
  • Asri-el: ayuda del dios El
  • Azri-el: igual que Asriel
  • Barach-el: el que se inclina ante el dios El
    • Barachías: el que se inclina ante el dios Yah
  • Bet-el o Beth-el: casa del dios El
  • Betuel o Bethu-el: filiación del dios El
  • Bezale-el: sombra del dios El
  • Carme-el: cordero circunciso; cosecha; lleno de trigo
  • Dani-el: juicio del dios El; el dios El es mi juez
  • Deu-el: conocimiento del dios El
  • Emanu-el: el dios El está con nosotros
  • Ezequi-el: fuerza del dios El
  • Fanu-el (igual que Peniel): rostro del dios El, visión del dios El; el que ve el rostro del dios El
  • Gabri-el: el dios El es mi fuerza (geber: ‘hombre’ o ‘raza humana’),
  • Gaddi-el: chivo del dios El; el dios El es mi felicidad
  • Gamali-el: recompensa del dios El; camello de El
  • Geu-el: redención del dios El
  • Haname-el: regalo del dios El, gracia del dios El
    • Hanane-el
    • Hani-el
    • Hanni-el
  • Haza-el: que ve al dios El
  • Hi-el: el dios El vive; vida del dios El
  • Irpe-el: salud del dios El, medicina del dios El o alabanza del dios El
  • Ishma-el (Ismael): el dios El cura, o el dios El escucha
  • Isra-el: el que lucha contra [el dios] El o el que prevalece ante el dios El
  • Ithi-el: señal del dios El, venida del dios El
  • Jaasi-el: trabajo del dios El
  • Jabne-el: edificio del dios El
  • Jahale-el: alabanza al dios El; luz del dios El
  • Jahazi-el o Jehazi-el: visión del dios El
  • Jahdi-el: unidad del dios El, agudeza del dios El o venganza del dios El
  • Jahle-el: la espera por el dios El, el ruego al dios El, la esperanza en el dios El
  • Jahze-el: el dios El posee, o el dios El divide
  • Jasi-el: fuerza del dios El
  • Jathni-el: regalo del dios El
  • Jaze-el: ver Jasiel
  • Jedia-el: conocimiento del dios El
  • Jedi-el: conocimiento del dios El, o renovación del dios El
  • Jehalele-el o Jehalel-el: alabanza del dios El; claridad del dios El
  • Jehazi-el o Jahazi-el: visión del dios El
  • Jehei-el: el dios El vive
  • Jehezek-el: fuerza del dios El
  • Jekabze-el: congregación del dios El
  • Jekuthi-el: congregación del dios El o la esperanza del dios El
  • Jemu-el: día del dios El, hijo del dios El
  • Jerahme-el: misericordia del dios El o amado del dios El
  • Jeri-el o Jeruel: miedoal dios El o visión del dios El
  • Jesimi-el: asombro por el dios El, o acto de nombrar del dios El
  • Jeu-el: el dios El se ha llevado; El acumula [riquezas]
  • Jezre-el: semilla del dios El
  • Jiftha-el: el dios El abre
  • Kabze-el: congregación del dios El
  • Kadmi-el: el dios El antiguo, el dios El de la antigüedad; el dios El del Levante
  • Kemu-el: el dios El lo ha levantado (o lo ha establecido).
  • La-el: para el dios El
  • Lemu-el: el dios El con él o con ellos
  • Magdi-el: declaración del dios El; fruta elegida por el dios El
  • Mahalele-el: alabanza del dios El
  • Malchi-el: el dios El es rey o el dios El es mi consejero
  • Malele-el: igual que Mahalele-el
  • Mehetab-el: ¡qué bueno es el dios El!
  • Mehuja-el: el que proclamaal dios El
  • Meshezahe-el: el dios El se lo lleva; salvación del dios El
  • Migdal-el: torre del dios El
  • ¿Mig El? (Miguel): ¿quién es como el dios El?
  • Nahali-el: herencia o valle del dios El
  • Natana-el o Nezana-el: regalo del dios El
  • Nei-el: conmoción por el dios El
  • Nemu-el: sueño del dios El
  • Nethane-el o Nazana-el: regalo del dios El
  • Othni-el: la hora del dios El
  • Pagui-el: prevención u oración del dios El
  • Palti-el: entrega o prohibición del dios El
  • Peni-el: rostro o visión del dios El; el que ve el rostro del dios El
  • Penu-el: igual que Peniel
  • Pethu-el: boca o persuasión del dios El
  • Phanu-el (igual que Peniel).
  • Puti-el: el dios El es mi gordura
  • Rafa-el o Refa-el: el dios El sana, médico del dios El, o medicina del dios El
  • Ragu-el: pastor del dios El, o amigo del dios El
  • Repha-el: igual que Rafael
  • Reu-el: igual que Ragüel
  • Salathi-el: pedido por el dios El, o alquilado por el dios El
  • Samu-el: prestado, oído o pedido por el dios El
  • Shealti-el: igual que Salathiel
  • Shebu-el: cautividad o asiento del dios El
  • Shelumi-el: igual que Shelemiah
  • Shelemiah: el dios El es mi perfección, mi felicidad o mi paz
  • Shemu-el: señalado por el dios El
  • Shuba-el: retorno de cautivos; asiento del dios El
  • Tabeal o Tabe-el: el buen dios El
  • U-el: que desea al dios El
  • Uri-el: el dios El es mi luz o mi fuego; igual que Urías (Uri-Yah).
  • Zabdi-el
  • Zuri-el: roca o fuerza del dios El
También hay muchas palabras cuya etimología aparentemente no está relacionada con el dios El:
  • Abel: quizá pastor, camello o hijo
  • Azaz-el: chivo expiatorio
  • Babel
  • Hillel: aquel que alaba
  • Jael: el que asciende; un niño
  • Jezebel: no exaltado
  • Joel: el que manda
  • Methusael: quien pide morir
  • Misha-el o Misael: el que es pedido o alquilado
  • Ohel: tienda, tabernáculo, brillo
  • Ofel: torre, oscuridad, nubecita blanca
  • Raq-el: oveja
  • Tekel: peso
  • Zerub Babel: un extranjero en Babilonia; dispersión de la confusión
  • Zorobabel: igual que Zerubbabel.