miércoles, 15 de abril de 2015

El pacto eterno



Extracto de un estudio bíblico imprescindible. Desde los días de la eternidad, Yahveh-Elohim decretó, en virtud de un "pacto eterno", la adjudicación de dos títulos: El Padre y el Hijo, referidos a dos momentos de la divinidad en la ejecución del plan de salvación. Nos referimos, por tanto, a una divinidad con pluralidad de funciones en su relación con la humanidad. No obstante, siempre es un único ser el que actúa, el Ser subsistente en sí mismo, el Yo Soy o el Eterno. Aquí esta la medida del amor de Dios, quien entrega a su hijo unigénito (se entrega a sí mismo concibiendo en la carne) para restaurar la Verdad y la justicia en el universo. El propósito final del plan de salvación consiste en el juicio al carácter de Dios. La lección de humildad dada por Yahveh al descender a los abismos de un mundo caído, pondrá fin al Mal originado en el orgullo competidor del ángel rebelde.






"Lucas le llama a Adán "hijo de Dios" (Luc. 3:38); y Moisés nos dice que Adán no fue engendrado sino creado (Gén. 1:27). También los ángeles llegaron a la existencia por creación.[9] Pero Moisés y Elena G. de White también les llaman "hijos de Dios" (Job 1:6; 2:1).[10] Y Pablo argumenta que a diferencia de los ángeles creados, el Hijo de Dios sería el único de los hijos del cielo y del universo con estas dos características únicas:
1.º Que sería engendrado estando en vida, y con vida eterna en sí mismo -el "hoy" futuro de Salmos 2:7.
2.º Dios dijo: "Yo seré a él Padre, y él me será a mí hijo" (Heb. 1:5). Todos los demás existían porque ya eran hijos desde su creación; pero el eterno Cristo llegaría a serlo. ¿Vemos la importancia que tiene este argumento del apóstol Pablo?
Cristo es "Hijo" de Dios por su fidelidad al padre:
En Hechos 13:33,34, Lucas relaciona Salmos 2:7: "Yo publicaré el decreto [...] Mi Hijo eres tú; yo te enendré hoy", con Isaías 55:3, que dice que no es un nacimiento real, sino el "pacto eterno, las misericordias firmes a David". Es decir, que Cristo es "Hijo" por un "pacto" hecho en la eternidad, y cumplido perfectamente cuando concluyó su obra de salvación en este mundo. Elena G. De White escribió:
"El Verbo existía como un ser divino, como el Hijo eterno de Dios [...] Desde la eternidad era el Mediador del pacto".[11] Cristo no estuvo mediando por los pecadores desde la eternidad, ni entonces fue engendrado, sino que es Hijo y Mediador eterno por "pacto eterno". Tampoco "fue inmolado desde el principio del mundo" (Apoc. 3: 8) en forma real, sino que entonces hizo el "pacto" para cumplirlo recién en la cruz. Por eso es que en los días de David y de todos los profetas del A.T., Cristo todavía no era "Hijo de Dios", pero lo sería en un tiempo futuro (Sal. 2:7; 89:4, 26-29; 1 Crón. 17:13; 2 Sam. 7:14; Isa. 55:3). Y se cumplió, según Hechos 13:33,34 y Romanos 1:4, cuando Jesús vino "para ser probado y examinado [...] En su encarnación, ganó en un nuevo sentido el título de Hijo de Dios".[12] No es un segundo engendramiento, sino el prometido desde la eternidad.
Pero, al nacer no llegó a ser "Hijo" en forma definitiva. Eso lo dicen claramente las dos últimas citas bíblicas. Pues se nos dice: "Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijo de hombres" (2 Sam. 7:14). Como sabemos, este "azote" es la paga del pecado, es decir la "muerte" (Rom. 6:23). Y siendo consciente de esta condicionalidad, Cristo dijo: "Y yo, si fuere levantado de la tierra..." (Juan 12:32). Era "Hijo" condicional, porque veremos que "hijo de", tiene otro significado bíblico. El título "Hijo" que "ganó" era "en un nuevo sentido".
Elena G. de White escribió: "Si bien era el Hijo de un ser humano ["Hijo del Hombre"], llegó a ser en un nuevo sentido el Hijo de Dios [Hijo del Padre]".[13]
¿Por qué aquí el Hijo del Hombre llega a ser el Hijo de Dios, y no a la inversa, como podemos leer en otras declaraciones? Cristo ya era conocido como "Mediador", como "Cordero inmolado", y como "Hijo" antes de encarnarse y antes de ser inmolado. Por eso Elena G. de White dice en otras declaraciones que el "Hijo de Dios" se hizo "Hombre". Pero no hay contradicción, ni en Salmos 2:7 con el verso 12, ni con lo que leemos de la Hna. White. Una cosa es ser el "Hijo" y "Mediador" prometido, y otra el que llegó a serlo como cumplimiento de un "pacto".
En Salmos 89:26,27 leemos: "El me clamará: Mi Padre eres tú, mi Dios; y la roca de mi salvación. Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra [...] y mi pacto será firme con él". En esta declaración se nos dice:
1.º Cuando este salmo fue escrito, la primera persona de la Deidad todavía no era el "Padre" de Cristo; ni su "Dios", ni su "salvación".
2.º Cristo fue hijo "primogénito" de María respecto a su naturaleza humana (Mat. 1:25). Pero en cuanto a su naturaleza divina, no fue el primer ser generado de Dios, como afirma la iglesia de Roma en su interpretación incorrecta de Colosenses 1:15 y Hebreos 1:6, sino que llegó ser "primogénito" por un "pacto", no por naturaleza (Sal. 89:4,28; Isa. 55:3), recién en su resurrección (Hech. 13:33,34; Rom. 1:4); y sólo en un sentido al nacer en Belén (Luc. 1:32).
Pero, ¿en qué sentido el Ser eterno (YaHWeH) llegó a ser Hijo? San Pablo viene a nuestra ayuda diciendo: "Yo os engendré por medio del evangelio. Por tanto, os ruego que me imitéis." (1 Cor. 4:15-17). Y a Filemón escribió: "Te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones" (File. 10).
En primer lugar, tanto Cristo como todos los que creemos e imitamos a Dios llegamos a ser "hijos"; "engendrados" no de la "carne", "sino de Dios" (Juan 1:13).
En segundo lugar, todos podemos recibir el mismo título de fidelidad que recibió Cristo en el bautismo, pues la Hna. White escribió: "La voz que habló a Jesús, dice a todo creyente: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento".[14]
En tercer lugar, Cristo es "Hijo de Dios" sobre todos sus hermanos, porque fue "fiel" hasta la muerte: "Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios [...] pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza" (Heb. 3:5,6).
En cuarto lugar, Cristo es "Hijo de Dios" desde la resurrección, por su victoria en santidad: Él "fue declarado Hijo de Dios [uiJou` qeou`] con poder [o derecho], según el espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos" (Rom. 1:4). "Como está escrito también en el salmo segundo: "Mi Hijo eres tú, yo te engendré hoy" (Hech. 13:33). El título definitivo de "Hijo" no lo recibió cuando al morir dijo "Hecho es", sino en la resurrección, pues "Dios no es Dios de muertos" (Mat. 22:32).
Y en quinto lugar, también será en la resurrección, y no en el sellamiento, cuando los santos recibirán en forma definitiva el mismo título uiJov" de Jesús: "Son hijos de Dios al ser hijos de la resurrección" (Luc. 20:36). La siguiente declaración prueba que esta posición interpreta la Biblia correctamente: "Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo" (Rom. 8:17).

La fusión de sus dos naturalezas

Muchos se preguntan: "¿Si Jesús hubiera pecado, que habría pasado?" Los Testimonios responden:
"Cuando Cristo fue crucificado, fue su naturaleza humana la que murió. La Deidad no se debilitó ni murió; eso habría sido imposible".[15]
"Sintiendo quebrantada su unidad con el Padre [en la cruz], temía que su naturaleza humana no pudiese soportar […] Frente a las consecuencias posibles del conflicto, embargaba el alma de Cristo el temor de quedar separado de Dios […] Quedaría identificado con el reino de Satanás, y nunca más sería uno con Dios".[16]
Por lo tanto, según la Revelación, Dios Hijo hubiera permanecido para siempre con vida, pero anonadado, inconsciente (Fil. 2:7,8), junto al cadáver humano. Siendo Dios, hubiera podido despertarse como lo hizo estando el Hijo del Hombre en estado consciente. Y desde la muerte, como la hace un despertador sin la intervención del Espíritu Santo, que es lo que realmente ocurrió por la aprobación del Padre y Juez (Rom. 8:11; Hech. 4:10; Gál. 1:1). Pero él no podía preparar las cosas de esta manera, sino no hubiera sido un riesgo, como ocurre con todos los que mueren en Cristo. Además, al morir en lugar de los pecadores, Cristo debía morir la muerte segunda, la de los culpables. Entonces, al quedar inconsciente ambas naturalezas en el sepulcro de José de Arimatea, su naturaleza divina nunca más hubiera sentido algún deseo de volver al trono; ni tampoco el Padre lo hubiera permitido. ¿Pensamos alguna vez, que una persona de la Deidad podría haber permanecido inconsciente en Jerusalén, y para siempre junto a un cadáver?
Cuando Cristo se encarnó, llegó a ser Emanuel, "con nosotros Dios" (Mat. 1:23); y el mismo Emanuel vino a morir en la cruz, porque "ambas naturalezas fueron misteriosamente fusionadas en una sola persona: el Hombre Cristo Jesús".[17] Pero, si estaban fusionadas, ¿por qué no murió la naturaleza divina? Y si la divina no podía morir, ¿por qué murió la que estaba fusionada a ella? La hermana White nos advierte: "La divinidad y la humanidad estaban combinadas en Cristo. La divinidad no se degradó hasta la humanidad".[18] Así que esa fusión no era de toda la persona divina con la humana, sino que la naturaleza divina siguió siendo plenamente divina; y la humana, plenamente humana. Entonces, ¿qué es lo que se fusionó de las dos naturalezas?
Elena G. de White escribió esta importante declaración: "Bendijo al mundo viviendo en la carne humana la vida de Dios, demostrando así que tenía poder para unir la humanidad con la divinidad.[19] Por eso "Jesús" dijo: "Antes que Abraham fuese, YO SOY" (Juan 8:58): el que nació de María ya tenía vida eterna. Queda claro, entonces, que la vida eterna de Dios, fue el medio de fusión de las dos naturalezas.
Pero ella también nos dice: "En Cristo se unieron [...] La naturaleza de Dios [...] y la naturaleza de Adán, el transgresor [...] el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre".[20] Cristo tomó "la doliente naturaleza humana caída, degradada y contaminada por el pecado"[21]
Esto significa que el "cuerpo" preparado en el cielo e introducido por el Espíritu en María, no era un feto o un cuerpo humano completo, por el cual María sólo prestó su vientre, como creen algunos. Más bien nos indica que era como la célula reproductora masculina, que se unió al óvulo de María, llegando a ser Hijo de María, de David, de Abraham y descendiente del mismo Adán (Luc. 3:23-38). Es fácil de saberlo, porque en este caso Dios hubiera sido el autor de un ser degradado y contaminado por el pecado, donde la "la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios" (1 Cor. 15:50).
Pero él nació "de mujer, nacido bajo la Ley"(Gál. 4:4), y por eso llegó a ser "pecado por nosotros" (2 Cor.5:21). Él "tomó la naturaleza humana y llevó las debilidades y la degeneración del hombre. El que no conoció pecado, llegó a ser pecado por nosotros"[22] -note que la Hna. White está hablando de su condición antes de la crucifixión. Sin embargo, no hubo pecado en él (1 Juan 3:5), porque en la Biblia hay dos clases de pecado: Los de inocencia, y los de culpa, que se purifican con dos clases de expiaciones. Esto no tuvieron en cuenta la Reforma ni muchos teólogos de hoy.
Así, el Señor del Universo tomó nuestra naturaleza y llegó a ser, por la resurrección, ¡el "coheredero" de los redimidos! Así YaHWeH el Señor, llegó a ser el "Hijo" del Señor. Y la gran pregunta de Cristo a los fariseos recibe aquí la respuesta: "Si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?" (Mat. 22:45). ¿Cómo se entiende que el Soberano del universo pueda llegar a ser el heredero primogénito de su propio reino? ¡Esto es causa de gran asombro en todo el universo poblado!"


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