martes, 19 de mayo de 2020

¿Hacia la Utopia Final?

lit/ - Literature


Una hipótesis a cuento de un libro prohibido e inefable, bajo la advertencia (más obligada que verdaderamente asumida en mi conciencia) de que nadie debería perder su tiempo leyéndolo. Ha sido en relación con esta noticia aparecida en medios oficiales, dando pie a la necesidad de atar algunos cabos y, ante todo, por cómo algunas de las piezas del puzzle encajarían con lo que la profecía bíblica establece para el tiempo del fin. Con los uniformados de la esvástica compartimos la percepción conspiranoica de los acontecimientos globales, y valga decir que desde hace ya mucho tiempo se habla de la posibilidad de un ataque extraterrestre a la humanidad como evento decisivo para el establecimiento de un nuevo orden mundial, aquello que bíblicamente sería la Babilonia de los últimos días. No obstante, el temor manifestado por el ministro de defensa japonés tiene su fundamento en la existencia de aeronaves que surcan los cielos de todo el planeta, cuya realidad ha sido afirmada por los mismos organismos oficiales de los Estados Unidos de América, y de las que nadie sabe su procedencia ni a quién pertenecen. La noticia en cuestión deja entrever la necesidad de establecer protocolos preventivos ante un ataque de gran intensidad a las naciones del mundo, pero nadie tiene por qué creer que se trata de extraterrestres (y mucho menos quienes conocen la revelación bíblica). Podemos suponer que en realidad estamos asistiendo a los prolegómenos de una guerra mundial cuyos actores serán humanos, pero en este punto nos detenemos a darle el beneficio de la duda a la hipótesis que aparece en el libro de Miguel Serrano, considerando que esas aeronaves misteriosas pertenecen a una organización secreta de alcance mundial, heredera de los ideales del Nacionalsocialismo de Adolf Hitler, y que está esperando su momento para revelar su Verdad al mundo, hacer frente al nuevo orden mundial y liberar a la humanidad de la usura, de la tecnocracia basada en una visión materialista del mundo, y del Gran Hermano orwelliano que ya asoma en forma de un incipiente estado parapolicial. 

El Nacionalsocialismo es un movimiento ideológico muy complejo, sobre el que se afirman algunas verdades, otras falacias, y muchos prejuicios alimentados por la propaganda sionista en los medios de comunicación y en los libros de texto. Diremos, en pocas palabras, que el Nacionalsocialismo no es una ideología, es un sentir religioso que busca la perfección en este mundo sobre la base de una comunión con lo invisible y trascendente. Los nazis fueron una especie de cristianismo armado y radical, con fuertes dosis de gnosticismo y tradición esotérica (el mundo de la materia es obra de un demiurgo, por tanto consideran que el Dios creador del Antiguo Testamento no es el Dios verdadero) y firmemente conscientes de que la humanidad está siendo engañada por un poder que trasciende y engloba a todas las naciones del mundo, un poder no sólo económico y financiero, sino espiritual, de origen Satánico. Una verdad a medias, porque sobredimensiona el poder que tiene el Enemigo en realidad, pero verdad a fin de cuentas. Por otro lado, dado que niegan la autoridad divina de los libros del antiguo testamento, odian el Sábado y a los judíos. Fueron y son, como sabemos, uno de los brazos armados al servicio del Papado, la institución que defiende el Domingo como día de reposo y, por ese mismo motivo, entre otros, el Papado participó - con disimulo o con silencio cómplice - del holocausto judío, porque los judíos, entre otras razones, son los guardianes del Sábado y de la santísima Ley de Moisés. Nos dice el espíritu de profecía (Ellen G. White y El conflicto de los siglos) que al final de los tiempos la humanidad se dividirá entre quienes aman el Sábado (Dios) y quienes aman el Domingo (Satanás). En tal caso, y uniendo así todas las piezas, existiría un Estado mundial fantasma, heredero del ideal Nacionalsocialista alemán, poseedor de una tecnología y de una fuerza moral muy superior a la tecnología militar de las naciones del actual mundo globalizado, por lo cual asestarían un golpe gradual pero definitivo al sionismo marxista y a ese orden mundial totalitario de tipo liberal-comunista, siendo ellos quienes nos librarían de la distopía futurista en la que ya casi estamos, inaugurando esa sociedad idílica, megaespiritual, pacífica, abocada a la ecología y a la salud, convirtiendo al hombre en superhombre mediante la eugenesia, erradicando todas las enfermedades y los problemas económicos del mundo, pero haciéndolo con el poder y la doctrina de los dioses (ángeles caídos), de una sabiduría trascendente y abierta a los espacios interiores del alma tanto como a la infinitud del espacio exterior. Tal era el ideal de los nazis, por ello lucharon y por ello murieron, aunque fueron otra pieza más en el engranaje de ese engaño final preparado por el Enemigo. No perdamos esto de vista: es lógico pensar que el Enemigo quiere tentarnos con una sociedad idílica final, no con una triste y horrible distopía futurista. No puede ser tan fácil.      

lunes, 18 de mayo de 2020

Por una Cultura de la Muerte


Misanthropic Division España: Photo



Cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa "lugar de la calavera"...
Mateo 27:3


¡Felicidad o muerte!, gritan nuestros hermanos de misantropía, la cual - al contrario de esa visión mundana que afirma que la misantropía es una enfermedad del hombre egocéntrico y malvado -  se niega a vivir o a dejar vivir en un mundo de muerte espiritual. O todos felices, o todos muertos, gritan en su alma. A pesar de ello, no va por buen camino quien pretende combatir a la muerte con la misma muerte. No serán malvados, pero seguirán presos de su egocentrismo. Nuestro Cristo lloraba ante la terquedad de los necios, y desde luego que su principal misión consistía en dar felicidad al mundo por medio de su testimonio de la Verdad, y fue el principal ministro de la muerte; la muerte del pecado y del poder de Satanás. Porque Él vino a dar vida, y a enseñar el modo correcto de combatir. Al escudriñar las santas escrituras puede surgir una cuestión paradojal en torno al concepto de la muerte: por un lado, la muerte es la cárcel con la que el Diablo quiere sepultarnos para siempre en el olvido y la extinción eternas. Se nos indica también que Cristo, con el sacrificio en la Cruz, venció al poder del Diablo y obtuvo las llaves de la muerte con las que puede librarnos de ella y darnos la vida eterna. La muerte, pues, se nos presenta oscura y amenazadora, y sin embargo la escritura exhorta a no temerla, entre otras cosas, porque el único que verdaderamente puede matar es Dios. En este mundo existe un conflicto entre la Verdad y el mundo, y cuando se proclama la Verdad, el mundo aborrece a quienes lo hacen. Es por eso que Dios nos dio la instrucción de no temer a la muerte, porque el Diablo no tiene la última palabra, y Cristo tiene el poder de resucitar a los muertos en el día final. La muerte, en definitiva, es un cerrar y abrir los ojos para contemplar a Cristo en su venida, es un puente hacia la presencia visible de Dios. Un puente hacia el cual debemos ir con cantos y alegría, e imaginar que cuando estemos muertos seguiremos cantando y riendo, aunque no sea verdad. Por otro lado, el mundo ateo y secular enseña igualmente que no debemos temer a la muerte, porque es un hecho natural en el cosmos que habitamos, y forma parte de la vida. Es correcto desde un punto de vista humano, pero la muerte existe en el orden posterior a la entrada del pecado, es consecuencia de transgredir las verdaderas leyes del universo, que son las que Dios dispuso en el Edén. En cualquier caso, nunca se le debe temer a la muerte, pero sí a Dios, que es quien da vida eterna o permite que el plan del Diablo triunfe: extinguir tu vida y privarte de la eternidad que Dios tiene reservada para ti.

La calavera, por tanto, debe ser nuestra amiga y debemos llevarla colgando del corazón. La mayoría de nosotros pasará por el estado de putrefacción, y se convertirá en calavera, no así como Cristo, quien resucitó al tercer día, y quien, irónicamente, fue a morir al monte de la calavera, o Gólgota. Esta ironía de la historia bíblica nos dice que debemos reírnos de la muerte y, por tanto, de nuestra propia calavera. El mundo del satanismo utiliza la calavera como símbolo intimidatorio, porque cree que Satanás tiene poder, y no es así. Utilicemos, pues, la calavera como símbolo del poder que Satanás no tiene. En base a todo esto, vamos a rechazar también la cultura del luto. Existen actitudes de respeto hacia quienes han perdido a sus seres queridos, y hacia la memoria de los fallecidos, y eso es correcto. Pero la muerte ha de tener, por lo menos desde lo hondo del corazón, un sentido festivo y de alegría. El luto es oscurantista, fruto de la ignorancia y de la falta de Fe. Debemos morir con gozo, debemos buscar el sacrificio personal, renunciando a nuestras apetencias y deseos egoístas para morir por la Verdad, cultivar la convicción de que la vida de los demás es más importante que la propia vida. Y, así, ascender cada día a nuestro monte calvario, hacer de nuestra vida un calvario en ese sentido de gozo y sacrificio, a imitación de Cristo. Así pues, si somos ministros de la muerte, recordemos que Dios es el destructor del pecado. Para morir con gozo y abnegación, debemos aplastar la cabeza de la Serpiente, el yo del orgullo egoísta o egocéntrico, que no es lo mismo que un yo afirmado con el sano orgullo de una alegría templada y prudente.

Por último, aprendamos a vivir muertos, a deprimir la sensibilidad y la atención por el mundo de los supuestamente vivos. A apagar nuestros sentidos y nuestros oídos frente a los mensajes que nos llegan desde el mundo, y pueden ser mensajes de tipo sensual o mensajes de tipo informativo o intelectual. El mundo vibra con las mentiras y las sutilezas del Diablo, estamos sobreinformados, sobreestimulados, sobrealimentados, sobretecnologizados, sobresexualizados, sobreculturizados, pero Dios tiene su silbo apacible con el que nos puede hacer vibrar con su sola Palabra. Por eso debemos perder la esperanza y el entusiasmo por las cosas banales, por la humanidad, por la belleza de lo natural y sencillo, porque incluso eso, y todo lo demás, tiene los días contados. Por tanto, seamos amigos de la muerte, vive tu vía estética siempre y cuando estés dispuesto a volver al desierto ( a la vía ascética ) cuando el Diablo empiece a hacer ruido con el objeto de vender falsas esperanzas. Y ríe siempre junto con tu calavera. Porque, al estar muerto para el mundo, estarás vivo en la alegría que Cristo nos regala. 

File:Calavera de Adán.jpg - Wikimedia Commons
    

domingo, 17 de mayo de 2020

La bandera (II)

Himno de la División Azul | Uñas azules, Himnos

Por ese fuego destructor en el que queremos creer, camaradas, es conveniente aniquilar los propios esquemas mentales, y romper esa barrera que nos impide hilvanar la filosofía romántica del Espíritu con los símbolos que han sido utilizados y pervertidos por la política y la historia humana. El objetivo es cultivar la Verdad en el alma, sin olvidar a quienes lucharon, en la llamada división azul, contra la visión materialista y hueca del mundo, contra la aberración marxista y contra las ideologías de izquierda en general, con todas las respetables excepciones a considerar. Apostamos, pues, por una visión espiritual del mundo, por la Naturaleza, y por las patrias del corazón. Por el rojo de la sangre del sacrificio, por el dorado del Sol de Justicia, por la Cruz de Cristo, por la esvástica que expresa el movimiento ascendente y descendente en el transcurrir del alma, y por las cinco flechas del amor. Y si la España que vivimos no existe ni existirá nunca, la vivimos cada día por la fuerza de nuestro ideal. Los soñadores ya han vencido.