a. En el tercer día de la Creación el principal arcángel de Dios, un querubín llamado Lucifer, hijo de la Aurora ("Helel ben Shahar") se paseaba por Edén entre joyas centelleantes, su cuerpo resplandeciente con cornalinas, esmeraldas, diamantes, berilos, ónice, jaspe, zafiro y carbunclo, todo engarzado en el oro más puro. Pues durante un tiempo Lucifer, a quien Dios había designado Guardián de todas las Naciones, se comportó discretamente, pero pronto el orgullo le hizo perder la cabeza. "Subiré a los cielos —dijo—, en lo alto, sobre las estrellas de Dios, elevaré mi trono, me instalaré en el monte santo, en las profundidades del aquilón. Subiré sobre la cumbre de las nubes y seré igual al Altísimo." Dios, observando las ambiciones de Lucifer, lo arrojó de Edén a la Tierra, y de la Tierra al Seol. Lucifer brilló como el relámpago al caer, pero quedó reducido a cenizas; y ahora su espíritu revolotea a ciegas sin cesar por la oscuridad profunda del Abismo sin Fondo.
1. Isaías XIV.12-15;2 Enoc XXIX.4-5; Lucas X.18;2 Cor. XI.14; los Setenta y Vulgata hasta Isaías XIV.12-17; Targum Job XXVIII.7.
1.En Isaías XIV.12-15 se compara la caída preordenada del rey de Babilonia con la de Helel ben Shahar:
¿Cómo caíste del cielo,
lucero brillante, hijo de la aurora?
¿Echado por tierra
el dominador de las naciones?
Tú, que decías en tu corazón:
Subiré a los cielos; en lo alto,
sobre las estrellas de El,
elevaré mi trono;
me instalaré en el monte santo,
en las profundidades del aquilón.
Subiré sobre la cumbre de las nubes
y seré igual al Altísimo.
Pues bien, al sepulcro has bajado,
a las profundidades del abismo.
Esta breve referencia indica que el mito era lo bastante conocido para que no fuera necesario relatarlo por completo, pues Isaías omite todos los detalles del castigo del arcángel por Dios (llamado aquí Ehyon, "el Altísimo' 5 ) , quien no admitía rivales en su gloria. Ezequiel (XXVIIL11-19) es más explícito cuando hace una profecía análoga contra el rey de Tiro, aunque omite el nombre de Lucifer:
Fueme dirigida la palabra de Yahvéh diciendo:
Hijo de hombre, canta una elegía al príncipe de Tiro y dile: Así habla el Señor, Yahvéh: Eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabado de belleza. Habitabas en el Edén, en el jardín de Dios, vestido de todas las preciosidades. El rubí, el topacio, el diamante, el crisólito, el ónice, el berilo, el zafiro, el carbunclo, la esmeralda y el oro le cubrían; llenaste tus tesoros y tus almacenes.
El día en que fuiste creado te pusieron junto al querube colocado en el monte de Dios, y andabas en medio de los hijos de Dios.
Fuiste perfecto en tu camino desde que fuiste creado hasta el día en que fue hallada en ti la iniquidad.
Por la muchedumbre de tus contrataciones se llenaron tus estancias de violencia; y pecaste, y le arrojé del monte santo y te eché de entre los hijos de Dios; el querube protector te hizo perecer.
Ensoberbecióse tu corazón de tu hermosura y se corrompió tu sabiduría, y a pesar de tu esplendor, por tus muchos y grandes delitos, yo te, eché por tierra; yo te doy en espectáculo a los reyes, por la muchedumbre de tus iniquidades. Por la injusticia de tu comercio profanaste tus santuarios; y yo haré salir de en medio de ti un fuego devorador, y te reduciré a cenizas en medio de la tierra, a los ojos de cuantos te miran, Todos cuantos de entre los pueblos te conocen se asombrarán de ti. Serás el espanto de todos y dejarás de existir para siempre.
2. Helel ben Shahar era originalmente el planeta Venus, el último astro orgulloso que desafía al sol naciente: una simple alegoría hebrea que, no obstantese ha combinado con el mito de la caída de Faetón, que murió quemado cuando presuntuosamente condujo el carro del sol de su padre Helios, Aunque el mito es griego, parece haber tenido su origen en Babilonia, donde, cada año, un carro del sol sin conductor que simbolizaba la transmisión de la corona —durante la cual un muchacho sustituto ocupaba el trono real durante un solo día— recorría las calles de la ciudad. El sustituto, un favorito de la diosa Ishtar (que regía el planeta Venus) era sacrificado luego. Isaías parece profetizar, por consiguiente que el rey debe sufrir la misma muerte que su sustituto. En el mito griego, Faetón, hijo de Apolo, se identifica con un homónimo, Faetón, hijo de Eos ("Aurora"); según Hesíodo, la diosa Afrodita (Ishtar) se lo llevó para que guardase su templo. El rey de Tiro de Ezequiel adoraba a Ishlar y observaba cómo quemaban vivos a los niños como sustitutos del dios Melkart ("Gobernador de la Ciudad").
3.Aunque Job XXXVIIL7 describe a los "astros matutinos" cantando al unísono, el nombre "Helel" no aparece en ninguna otra parte de la Escritura; pero el padre de Helel, Shahar ("Aurora") aparece en el Salmo CXXXIX.9 como una divinidad alada. La mitología ugarítica hace a Shahar o Baal hijo de El, hermano mellizo de Shalem ("Perfecto"), La Montaña del Norte ("Saphon") que Helel aspiraba a ascender, puede identificarse con Yafón, Monte de Dios, en el cual, según el mito ugarítico, se hallaba el trono de Baal. Cuando Mot mató a Baal, su hermana Anat lo enterró allí. Safón o Zafón, la montaña de 5800 pies de altura — llamada ahora Jebel Akra— donde el dios-Toro El de los semitas del norte gobernaba "en medio de su divina asamblea", se alza en las cercanías de la desembocadura del Orontes. Los hititas lo llamaban monte Hazzi y decían que era el lugar desde donde Teshub, el dios de la Tormenta, su hermano Tashmishu y su hermana Ishtar vieron al terrible gigante de piedra (el "hombre de diorita" como traducen algunos eruditos) Ullikummi, quien proyectaba su destrucción; lo atacaron y finalmente lo vencieron. Los griegos lo llamaban monte Casio, morada del monstruo Tifón y de la monstruo Delfina, quienes juntos desarmaron a Zeus, Rey del Cielo, y lo tuvieron prisionero en la caverna coriciana hasta que el dios Pan dominó a Tifón con un gran grito y Hermes, dios de la Astucia, liberó a Zeus. Al Orontes se lo ha llamado "Tifón". Safón era famoso por los destructores vientos del norte que soplaban desde él sobre Siria y Palestina, Todos estos mitos se refieren a conspiraciones contra una divinidad poderosa; sólo en el mito hebreo no se menciona la derrota inicial de Dios.
4. Lucifer es identificado en el Nuevo Testamento con Satán (Lucas X.18; 2 Corintios XI.14) y en las Targum con Samael (Targ. ad Job XXVIIL7).
Robert Graves y Raphael Patai
Los mitos hebreos