martes, 31 de octubre de 2017

Breker, Pollock y Bacon

El humo del pozo del abismo ( Apocalipsis 9: 1-12) ha tenido interesantes manifestaciones en el arte del siglo XX. Aquí vamos a hacer un breve esquema remitiéndonos a la escultura y a la pintura, teniendo siempre en cuenta que estudiar el arte tiene como principal objetivo el estudio del Espíritu humano y de sus mutaciones a lo largo de las épocas. La cultura estética del socialismo nacional liderado por Adolf Hitler tuvo en Arno Breker (1900-1991) a uno de sus máximos exponentes. El socialismo nacional de Hitler luchó contra el imperialismo espiritual sionista fundamentando la estética en el retorno a la proporción y a la razón del realismo griego. Un espíritu, por tanto, enfrentado a las vanguardias de lo abstracto y lo anti-figurativo, acercándose a una concepción del hombre y del mundo más afín al Espíritu de Dios. El cuerpo del hombre esculpido no es un signo de veneración a la materia, es signo de un estado espiritual en el que la fortaleza física y la fortaleza moral son parte indivisible del Espíritu. Fijaos especialmente en la expresión de su rostro: es el hombre que obedece al Destino y conoce que la vida tiene un sentido, la lucha principalmente, pues tiene a un enemigo al que batir y un ejército del que formar parte bajo la guía de un líder infalible, en imitación de la implacable organización de las fuerzas cristianas. Predestinación, paz, salud, fuerza. Fue un rayo de luz en un mundo ya cubierto de tinieblas:

Escultura de Arno Breker

Veámos ahora el caso del pintor Jackson Pollock, representante del expresionismo abstracto norteamericano, cuyas creaciones ya tienen claramente la marca de ese abismo existencial que hace que entre el confort y el progreso material del siglo XX el hombre busque la muerte sin hallarla, condenado al vértigo de la nada y el sin sentido. Es una pura expresión de la angustia del sujeto, un sujeto libre de la necesidad de recurrir a figuras reconocibles y que puede dejarse llevar por el impulso del ego. Expresa la desarticulación del individuo, el no ser, el caos:

Pintura de Jackson Pollock
Finalmente, y como perfecta antítesis de la luz espiritual expresada en la escultura de Arno Breker, la visión del cuerpo y de la existencia humana según Francis Bacon. El cuerpo humano es pura materia, casi un muñón o resto matérico al que se le añaden de forma grotesca una boca y un trasero, la forma de una figura atormentada que adopta posturas extrañas, expresión de la angustia del pintor, la descomposición de lo humano, la enfermedad y la locura:

Tríptico de Francis Bacon






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